Crece la tensión militar en el Golfo Pérsico entre Irán y Estados Unidos. Barbara Starr, corresponsal de CNN en el Pentágono, asegura que las fuerzas iraníes en el Golfo Pérsico están en alerta máxima, quizás preparándose para algún nivel de acción ofensiva o defensiva.
“Las fuerzas marítimas iraníes en el Golfo Pérsico han aumentado su nivel de alerta en las últimas 48 horas”, escribe Starr en su cuenta de Twitter. “Pero aún no está claro si los movimientos son ‘defensivos’ porque se espera un ataque de Estados Unidos, o si son señales de que Irán se está preparando para operaciones en el Golfo contra Estados Unidos”, según un funcionario del Pentágono.
Ayer fue el primer aniversario del asesinato del general Qassem Soleimani de la Guardia Revolucionaria Islámica por un dron estadounidense en el aeropuerto de Bagdad. Hace unos días, Estados Unidos volaron un par de bombarderos B-52 sobre el Golfo Pérsico como “advertencia” para disuadir cualquier intento iraní de tomar represalias por la muerte del general el 3 de enero del año pasado.
El general Salami, actual comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, dijo el viernes que su país “estaba listo para responder a cualquier presión militar de Estados Unidos, ya que las tensiones entre Teherán y Washington siguen siendo altas” en un momento de transición en la Casa Blanca.
Ambas partes están con el dedo en el gatillo, en anticipación a la provocación del otro lado en un punto muerto que podría degenerar muy fácilmente en una guerra que ambos lados esperan evitar. El Ministerio de Relaciones Exteriores del Irán ha acusado a Trump de intentar generar una provocación o “pretexto para la guerra”, con el sobrevuelo de un bombardero B-52.
En una ceremonia de conmemoración, el general Salami dijo en la Universidad de Teherán que “hoy no tenemos problemas, ni preocupaciones o aprensiones sobre el encuentro con los poderes. Daremos nuestras últimas palabras a nuestros enemigos en el campo de batalla”.
Washington ha enviado señales contradictorias. Por un lado, está el último sobrevuelo del bombardero B-52. Por el otro, el Pentágono anunció ayer que trasladaba el portaviones Nimitz de la región del Golfo.
Retirar el portaviones parece contrario a la idea de que es necesaria una demostración de fuerza para disuadir a Irán. Podría reflejar una división dentro del Pentágono sobre si Irán plantea una mayor amenaza de ataque en plena transición en la Casa Blanca.