La presión internacional sobre Ruanda se intensifica. El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado por unanimidad una resolución exigiendo la retirada de las tropas ruandesas del territorio de la República Democrática del Congo. Estados Unidos ya ha impuesto las primeras sanciones contra los dirigentes ruandeses.
Paralelamente, en medio de la desperación, el gobierno de Kinshasa ofrece un trueque a Occidente: acceso preferencial a los recursos minerales congoleños a cambio de apoyo político para liberar el territorio del país.
Desde finales de enero, cuando el Movimiento 23 de Marzo (M23), apoyado por Ruanda, lanzó una ofensiva en el este del Congo, el gobierno de Kinshasa sufre una derrota detrás de otra. Inicialmente perdieron el centro de la provincia de Kivu del Norte, la ciudad de Goma, cuya población, incluidos los refugiados, alcanza unos dos millones. Hace una semana, el M23 tomó el centro de la provincia de Kivu del Sur, la ciudad de Bukavu.
Ambas provincias son extremadamente ricas en recursos minerales. Hay depósitos de cobalto, tantalio, tourmalina, pirocloro, oro, diamantes y cassityrite. Han quedado bajo el control de Ruanda.
El documento aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU fue apoyado por unanimidad (1). La resolución condena la agresión del M23 en Kivu del Norte y Kivu del Sur, llevada a cabo con el apoyo de Ruanda. Antes, el 20 de febrero, el Tesoro de Estados Unidos anunció las primeras sanciones (2). Tienen como diana al ministro de Integración Regional de Ruanda, James Kabarebe, y el portavoz del M23, Lawrence Kanyuka Kingston.
Curiosamente el presidente ruandés, Paul Kagame, no ha sido sancionado. Su posición oficial sigue siendo que las tropas ruandesas no están en Congo y que los combates están siendo librados por los tutsis locales (el Banyamulenge), cuyos intereses están representados por el M23.
Kinshasa afirma que el objetivo de la agresión militar ruandesa es tomar el control de las dos provincias ricas en recursos minerales. El M23 y sus grupos asociados ya ni siquiera hablan de marchar sobre la capital y derrocar al presidente congoleño Félix Tshisekedi.
A pesar de la resolución, el papel de la ONU no puede ser más lamentable. El M23 no duda en atacar a los contingentes de mantenimiento de la paz. La respuesta occidental no le va a la zaga… con la excepción de Bélgica porque Congo es una antigua colonia brutalmente explotada. Los enfrentamientos de los belgas con Kigali tienen esa explicación. Ruanda ha suspendido el programa de “ayuda” de Bélgica, que originalmente estaba destinado a extenderse hasta 2029.
El Presidente Tshisekedi se ha girado hacia Estados Unidos y la Unión Europea. Les ha ofrecido acceso a los recursos minerales de Congo a cambio de presionen a Ruanda para que se retire de Kivu (3).
Actualmente, la influencia económica de China en Congo es más fuerte que la de Occidente, al menos en términos de acceso a los recursos minerales. Aunque esto no se aplica a Kivu, donde se están llevando a cabo los combates.
Tshisekedi había acusado a la Unión Europea de colaborar con Ruanda, que practicaba la extracción ilegal de recursos minerales en el territorio congoleño. Ahora se ha olvidado de aquellas acusaciones porque se ve obligado a pedir ayuda.
(1) https://press.un.org/fr/2025/cs16004.doc.htm
(2) https://home.treasury.gov/news/press-releases/sb0022
(3) https://www.nytimes.com/2025/02/22/world/africa/congo-rwanda-tshisekedi-interview.html