Como anunció durante su campaña electoral, Trump ha renunciado a un tratado que también han firmado otros 12 países de Asia y América de la cuenca del Pacífico cuyo comercio internacional supone la mitad del total mundial y 800 millones de habitantes, el doble de la Unión Europea.
Estados Unidos quería aislar, pero puede quedar aislado. El gobierno australiano, un jardinero fiel del imperialismo, ha anunciado que iniciará conversaciones con otros países firmantes, como Japón, Nueva Zelanda o Singapur, para relanzar el área de libre comercio en el Pacífico.
“También es posible que la política americana vuelva a cambiar en adelante”, dijo el Primer Ministro, recordando que el nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, y el partido republicano, en general, siempre se han mostrado partidarios del mismo.
Hasta el momento los firmantes a los que Trump ha dejado plantados son Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva-Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. Una posibilidad apuntada en Davos por Steven Ciobo, ministro australiano de Comercio, es la que seguir los 11 sin Estados Unidos. También se habla de incorporar a Indonesia…
Pero ahora la joya de la Corona es China, lo que pone en evidencia que su marginación, como no podía ser de otra manera, era una imposición de Estados Unidos. Sin Estados Unidos no hay imposiciones de ninguna clase, ni siquiera para China
Por su parte, el Primer Ministro neozelandés, Bill English, también es partidario del mantener el tratado y no esperar a que desde Washington “llame por teléfono para un nuevo acuerdo bilateral”.
China, el gran beneficiado de la retirada de Estados Unidos, ya negociaba un acuerdo paralelo con otros 16 países de la región, llamado Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional. Pekín ya es el mayor socio comercial de muchos países de América Latina, que le provee de materias primas en una región que busca inversiones en infraestructuras.