Alemania contratará a 250.000 trabajadores de Kenia

Europa envejece a un ritmo alarmante y se enfrenta a un déficit de mano de obra que no tiene precedentes. Esta tendencia, junto con una disminución de la tasa de natalidad, ha creado una flagrante escasez de fuerza de trabajo en muchos sectores clave de la economía. Los países europeos están obligados a tragarse su xenofobia y contratar trabajadores inmigrantes.

Uno de los países más xenófobos, Alemania, ha tomado la delantera. El jueves firmó un convenio histórico con Kenia para llevar 250.000 trabajadores kenianos a suelo alemán, lo que no es más que un remedio tibio porque necesita dos millones de emigrantes.

Esta iniciativa, saludada por el Canciller Olaf Scholz como “un acuerdo muy importante”, pretende colmar el déficit de fuerza de trabajo que lastra a la mayor economía de Europa.

El presidente de Kenia, William Ruto, expresó entusiasmo por el traslado y destacó el potencial de sinergia entre la tecnología alemana y la mano de obra keniata. Esta asociación, que va más allá de un simple acuerdo migratorio, promete forjar vínculos duraderos entre los dos países, promoviendo intercambios culturales y profesionales.

Sin embargo, esta iniciativa plantea cuestiones cruciales sobre el equilibrio entre las necesidades de los países de origen y las de los países de acogida. La “fuga de cerebros”, un fenómeno bien conocido en los países en desarrollo, podría privar a Kenia de talentos esenciales para su propio crecimiento económico. Sin embargo, los partidarios del convenio argumentan que las habilidades adquiridas en Alemania podrían, en última instancia, beneficiar a Kenia a través de transferencias de conocimientos e inversiones de los emigrantes.

El convenio entre Alemania y Kenia es parte de una tendencia más amplia de “migración elegida”, un enfoque adoptado por un número creciente de países europeos que tiene como objetivo atraer perfiles específicos de trabajadores para satisfacer las necesidades del mercado laboral, manteniendo al mismo tiempo un estricto control sobre los flujos migratorios.

La iniciativa alemana podría servir como modelo para otros países europeos que enfrentan el mismo problema de déficit de mano de obra. Para que este modelo sea sostenible, será necesario tener en cuenta los intereses a largo plazo de los países de origen, tal vez incluyendo programas de formación profesional y desarrollo que beneficiarían a las economías africanas.

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