Bueno, pues, no pasó un minuto para que, como un resorte, saltaran jueces y fiscales, conservadores y progresistas, que se dice en el periodismo convencional, a la yugular del ministro afeándole el gesto y la osadía de «opinar» sobre la sentencia de un impúdico tribunal alejado del sentir popular que, indignado, se ha echado a la calle para emitir su veredicto popular. Un Consejo General del Poder Judicial, con su presidente Lesmes a la cabeza, convertido en un medieval gremio que defiende su corporación por encima de la verdad de las cosas y/o un miembro suyo está tarado o demente o es un incapaz.
En fin, para una vez que Catalá (experto en Casinos) dice -o se asoma- la verdad, van sus coleguis y lo crujen. Cuando dijo que la pena de 9 años le parecía «excesiva», todos callados como muertos. Insinúa una mínima «crítica» y le mentan la madre por no saber distinguir entre la «justicia» burguesa -a la que se debe y se lo recuerdan- y la justicia popular del vulgo ignorante de la que dios nos libre no vaya a ser que nos la apliquen también a nosotros el día menos pensado.
Buenas tardes.