La OTAN tiene una brigada de mercenarios del ordenador que se llama NCIRC, que significa algo así como “fuerza de reacción a los incidentes informáticos” que no ataca a nadie, ni tiene intención de hacerlo; sólo se defiende de los ciberataques del enemigo.
En una entrevista al diario alemán Die Welt, el secretario general de la alianza imperialista, Jens Stoltenberg, confiesa (*) que está “particularmente inquieto” por el significativo alza de ataques informáticos contra las redes de la OTAN el pasado año.
Con la que está cayendo en Estados Unidos, cualquiera diría que las declaraciones de Stoltenberg son una pura coincidencia. También se podría pensar en la tontería favorita de los informáticos, en la que un adolescente se pone a enredar con su ordenador en el garaje de su casa y se le ocurren las peores travesuras…
Ni una cosa ni la otra. Según Stoltenberg, los ciberataques no son juegos de niños sino obra de “instituciones públicas de otros países”. Está claro. A buen entendedor pocas palabras bastan.
Al mes la OTAN padece 500 cibertaques amenazadores contra sus instalaciones, lo que supone un aumento del 60 por ciento respecto al año anterior, por lo que la conclusión es evidente: hay que reforzar la ciberdefensa, aumentar los resupuestos, incrementar el número de soldados del ordenador, incrementar el número de ordenadores, comprar ordenadores más potentes…
A Rusia le ocurre lo mismo que a Estados Unidos, a la OTAN, a Francia… Cada vez padece más ataques informáticos, se que quejado el secretario general del Consejo de Seguridad, Nikolai Patrushev. Pero si Rusia es quien ataca a los demás, ¿quién ataca al atacante?
(*) https://www.welt.de/newsticker/dpa_nt/infoline_nt/brennpunkte_nt/article161308592/Nato-zaehlt-mehr-Cyberangriffe-als-je-zuvor.html