Fondos como Blackrock ya controlan una parte de los negocios parasitarios de la economía española, como las inmobiliarias, al que accedieron aprovechando el hundimiento económico de hace 11 años.
Cuando en junio se divulgó en Francia el informe de Jean Paul Delevoye sobre las pensiones, Blackrock redactó un documento de 15 páginas con los beneficios que espera obtener de una reforma que pone el énfasis en la capitalización, es decir, en la privatización del sistema público de pensiones.
No obstante, es engañoso creer que tanto en Francia como en España se va a producir un vuelco total en el régimen de pensiones porque hace tiempo que los bancos ofrecen sistemas de capitalización a los futuros jubilados. No hay más que darse un paseo por la sucursal bancaria más cercana. Los llaman “complementos” de las pensiones y casi nadie se ha preguntado por qué un pensionista necesitará que le “complementen” el dinero que va a cobrar cuando se jubile.
No sólo los fondos buitre sino también los bancos y las aseguradoras están detrás de un mordisco que puede ayudar a sanear el sistema financiero, es decir, que puede suponer dinero fresco: un segundo rescate encubierto.
“Los franceses se distinguen en todo el mundo por una elevada tasa de ahorro, un 14 por ciento de su renta disponible cada año”, señala BlackRock. En 2016 eran más de 13.125 millones de euros. En Europa, sólo los alemanes ahorran más.
Ahora bien, con los tiempos que corren, entregar la hucha de las pensiones a un fondo buitre es como ir al casino con los ahorros un fin de semana. Quizá muchos trabajadores no lo sepan, pero los partidos políticos lo saben y los sindicatos también. El futuro de los jubilados no se puede poner en manos de las bolsas de valores, del Ibex 35, de las cotizaciones, de las divisas o de las acciones.
El sistema financiero y las aseguradoras sólo hablan de fuentes de rentabilidad a sus clientes. Pocas veces mencionan los riesgos o recuerdan el desplome de Lehmann Brothers en 2007.
Naturalmente, la gran vergüenza de la privatización no son los fondos buitre, que no hacen más que lo que cabía esperar de ellos. La cuestión es que los gobiernos franceses la están impulsando con desgravaciones fiscales, es decir, están actuando de “gancho” para captar nuevos clientes para los buitres de las finanzas.
La falta de escrúpulos ha llegado a tal punto que en Francia crearon un “Alto Comisionado para las Pensiones” cuyos vínculos con las empresas aseguradoras acaban de aparecer públicamente hace poco. ¿No les sorprende?
Lo más importante y lo que nadie debería olvidar: en Francia el sistema de pensiones lo creó el Partido Comunista en 1945 cuando tras la Segunda Guerra Mundial llegó al gobierno. En un país capitalista las pensiones no dependen de ninguna constitución ni de ninguna ley sino del movimiento obrero organizado y en pie de guerra. El trabajador que quiera cobrar una pensión deberá luchar por ella hasta el fin de sus días y deberá empezar a hacerlo ahora mismo.
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