El mundo es así. En las grandes metrópolis imperialistas nos pasamos el día mirándonos el ombligo en polémicas estériles, empeñadas en que las cosas sean distintas de como son. Por ejemplo, nos empeñamos en que los medios digan la verdad, algo que es inútil porque contradice su misma esencia. El capitalismo no duraría ni un minuto si los medios publicaran un mínimo esbozo de lo que realmente está ocurriendo en el mundo.
Al mismo tiempo que el capitalismo acumula capital, los medios acumulan mentiras, que se hacen cada vez más insostenibles de mantener. Se están quedando con el culo al aire, como el Washington Post, que ha rectificado la entrada que nosotros denunciamos aquí. Su editor Craig Timberg ha tenido que reconocer lo siguiente:
“El Washington Post ha publicado un artículo sobre el trabajo de cuatro grupos de investigadores que han estudiado lo que ellos dice ser esfuerzos de propaganda rusa para sabotear la democracia y los intereses de América. Uno de ellos era PorpOrNot, un grupo que insiste en su su anonimato y que ha publicado un informe identificando 200 sitios web que, según ellos, se hacen eco, voluntariamente o no, de la propaganda rusa. Un cierto número de esos sitios han replicado su inserción en la lista y algunos de ellos, así como otros que no están en la lista, han puesto en duda públicamente la metodología y las conclusiones del grupo. El Washington Post, que no nombra ninguna de esos sitios, no se compromete por sí mismo en la validez de los descubrimientos de PopOrNot sobre cualquiera de los medios y no es lo que pretendía el artículo. Tras la publicación del nuestro, PropOrNot ha suprimido ciertos sitios de su lista”.
Ya ven: incluso los intoxicadores de PropOrNot (una tapadera de la CIA) han rectificado, al menos en parte, por lo que al Washington Post no le quedaba otro remedio que hacer lo propio. Poco a poco las calumnias se están destapando. Más bien lo hacen de una manera muy rápida, cada vez más.
Pero no se trata de un único medio, ni siquiera aunque el mismo se llame Washington Post. Tampoco se trata de un error puntual en una información. La coincidencia de calumnias en todo el mundo muestra que se trata de una campaña y ahora se trata de saber quién la dirige, quién la financia y quién se supedita a participar en la misma a cambio de un puñado de dólares.
Uno de los factores que está poniendo al descubierto a los altavoces imperialistas es la prensa rusa, contra la que se ha desatado una paranoia, tanto en Estados Unidos como en Europa, donde hay un plan estratégico (llamado SratCom) para imponer la censura del que se encargará la eurodiputada polaca Anna Fotyga, de la que ya tendremos ocasionar de exponer algo en el futuro.
Que nadie se confunda; la propaganda rusa es la excusa. El objetivo es acabar con todas las formas independientes de expresión, especialmente en internet. No pueden seguir más tiempo con el culo ai aire.
(Casi) Todas las marranadas del Washington Post:
— El diario Washington Post dirigió la red de propaganda de la CIA
— El Washington Post traiciona al traidor Snowden
— Todos los hombres del candidato Trump
— Watergate: todos los hombres del presidente (y alguno que se quedó olvidado)