En lo que sigue nos vamos a centrar en las consecuencias (a muy corto plazo) que va a acarrear el fracasado golpe de Estado en Turquía en las relaciones con la OTAN y Estados Unidos, así como en las relaciones con Rusia.
Ya antes del golpe militar Erdogan se disponía a realinear por completo su política exterior porque la que venía sosteniendo, en particular desde la Primavera Árabe y la guerra de Siria, es decir, desde 2011 le vino impuesta por Estados Unidos y le ha conducido a una situación muy grave.
El realineamiento va a mejorar sustancialmente las deterioradas relaciones de Turquía con Rusia, del que será una muestra el próximo encuentro entre Erdogan y Putin.
Turquía va a exigir a Estados Unidos la extradición de Fetthulah Gülen, a quien ahora mantiene como exiliado político. Gülen, un antiguo colaborador de Erdogan, ya fue condenado el año pasado a 34 años de cárcel por “organizar un poder paralelo para dar un golpe de Estado”.
Se trata de un agente de la CIA (1), un vínculo que ya apareció en el libro de memorias de Sibel Edmonds, la traductora del FBI que destapó numerosos aspectos ocultos de la política exterior de la Casa Blanca de los últimos años.
El hecho de que, desde el principio del golpe, Erdogan le haya puesto en la picota como dirigente del mismo, muestra su grado de enfrentamiento con Estados Unidos y con la OTAN. Ha sido una manera de decir que quien estuvo detrás del golpe fue Estados Unidos.
Al mismo tiempo Gülen es un hombre de paja de Hillary Clinton desde que ésta ocupaba la Secretaría de Estado. La relación de Clinton con Gülen pasa por las manos de Huma Abedin, consejera política de Clinton con inmejorables conexiones con los yihadistas (2).
Cuando los tribunales condenaron a Gülen por organizar un “poder paralelo” se referían a Hizmet, una especie de red tejida bajo la apariencia de una cofradía sufí, que es la versión islámica que predica Gülen y que es la que ha utilizado también para engordar los fondos de campaña de Clinton.
Las relaciones de Turquía con Estados Unidos y la OTAN van a salir muy malparadas tras el fracaso del golpe. Dentro de unos días veremos a Erdogan tensando la cuerda al exigir de nuevo a Estados Unidos su extradición, lo cual va a poner a prueba la solidez de los vínculos entre Clinton y Gülen, es decir, que Estados Unidos va a tener que optar entre Erdogan y Gülen.
El golpe de Estado en Turquía demuestra claramente la velocidad a la que evolucionan los acontecimientos internacionales y la rapidez con la que las alianzas se anudan y se rompen. En los ocho meses transcurridos desde el derribo del avión ruso, Erdogan puede pasar de tensar al máximo sus relaciones con Rusia, a tensarlas con Estados Unidos.
(1) http://www.opendemocracy.net/osman-softic/what-is-fethullah-g%C3%BClen%E2%80%99s-real-mission
(2) http://dailycaller.com/2016/07/13/new-ties-emerge-between-clinton-and-mysterious-islamic-cleric/
En politica exterior creo que el analisis es bueno, pero creo que en politica interior habra un aumento de represion. En estos dias hemos visto como se purgaba a militares y jueces, los islamistas torturaban a los golpistas e intentaban atacar barrios como Gazi, donde se encuentran minorias de kurdos y alavies y feudo de los comunistas del DHKPC. Creo que ninguna opcion, ni el golpe de Estado ni el fortalecimiento de Erdogan, serian buenas para el pueblo turco.