Los polacos “prácticamente hicieron un trato con Hitler. Esto queda claro en los documentos de los archivos”, dijo Putin, diciendo que en 1938 el embajador polaco en Alemania prometió erigir un “hermoso monumento” en Varsovia a Hitler después de que éste propusiera “enviar judíos a las colonias de África”.
El embajador polaco “se solidarizó completamente con Hitler” y Putin lo acusó de ser un “bastardo” y un “cerdo antisemita”.
Luego estableció un paralelismo con las decisiones de los actuales funcionarios polacos de “demoler los monumentos a los soldados del Ejército Rojo”, que una vez homenajeados como los libertadores del país, mientras que en los últimos años en Polonia han sido sistemáticamente desacreditados.
En los últimos días, Rusia y Polonia han multiplicado las acusaciones de carácter histórico. La diplomacia rusa ha criticado la “retórica agresiva” del gobierno de Varsovia, cuya insolencia crece a medida que la OTAN les da alas.
Rusia lleva muchos años denunciando lo que considera el olvido en el que han caído los países occidentales los considerables sacrificios realizados por la URSS hasta 1945, y en particular los 27 millones de soviéticos que murieron en la Segunda Guerra Mundial.
El viernes Putin denunció la resolución del Parlamento de Estrasburgo sobre la “memoria europea”, aprobada en septiembre, que ponía en pie de igualdad al comunismo y al nazismo.
En la reunión de ayer con los altos oficiales del ejército, Putin no se mordió la lengua. Tampoco se limitó a recordar la historia, ni sus palabras eran retórica: a continuación elogió las nuevas armas hipersónicas de Rusia, que ”ningún otro país tiene”.
Es por si alguien no queda convencido de lo que realmente ocurrió en 1939…