Salvini realizó estas declaraciones en una entrevista a una emisora de radio italiana que provocó numerosas críticas de los antifascistas.
El vicepresidente del Gobierno ha sostenido que trabaja en un plan para disponer de cifras concretas sobre los gitanos que residen actualmente en territorio nacional.
“Es necesario hacer un reconocimiento para ver quién, cómo, cuántos son, algo que otras veces ha sido definido como censo. Hagamos un registro, una fotografía de la situación”, ha dicho.
En esta línea, Salvini ha adelantado que “los extranjeros que permanezcan de forma irregular en Italia serán expulsados”, mientras que “los gitanos italianos por desgracia hay que quedárselos”.
El dirigente fascista de la Liga publicó en su perfil de la red social Twitter la noticia con sus declaraciones y un mensaje en el que preguntó por la razón de las críticas. “Alguno habla de ‘shock’. ¿¿¿Por qué??? Yo pienso, además de en los robos, también en los pobres niños, educados […] en la ilegalidad”, dice.
Además de su condición racial, pues, los gitanos son unos delincuentes.
No obstante, la oleada de críticas le hizo vacilar un momento y matizó sus palabras en una nota en la que dijo que la intención del Ejecutivo italiano “no es fichar o tomar huellas dactilares de nadie” sino “conocer la situación”.
“Queremos proteger sobre todo a los miles de niños a los que no se les permite asistir a la escuela con regularidad porque se prefiere introducirlos en la delincuencia. Queremos también controlar cómo se gastan los millones de euros que provienen de fondos europeos”, agregó.
Como suele ocurrir en estos casos, las críticas se vierten contra el gobierno y quieren dar a entender que es algo nuevo, propio del nuevo equipo. Son las cosas de una memoria histórica selectiva. Hace 10 años ocurrió lo mismo. Como en el III Reich, el gobierno italiano elaboró un censo de los asentamientos gitanos de Nápoles, Milán y Roma, que registró a 12.346 gitanos, calculando que además, otros 12.000 se habían exiliado a España, Francia y Suiza por miedo.
El ministro de Interior, Roberto Maroni, no le importó reconocer el exilio como uno de los “efectos más importantes” de los censos. Añadió que en tres meses se habían censado 167 asentamientos en Milán, Nápoles y Roma, de los cuales tan sólo 43 estaban “autorizados”, mientras que los restantes eran “ilegales”.
El ministro aseguró que a partir de entonces los gitanos deberían abandonar los “campamentos ilegales”. Aunque calificó a los gitanos como “ciudadanos”, les amenazó con que si no contaban con permiso de trabajo serían “expulsados tras ser identificados”, mientras que aquellas personas originarias de países de la Unión Europea que no cumplieran con unos “requisitos mínimos” sólo serían “alejados”.
Lo dicho: no hay que esperar nada; el III Reich ya está aquí. El siguiente paso son las cámaras de gas y nadie va a dar un grito de protesta. Vivimos en la Unión Europea, donde todo esto es normal.
(*) https://www.20minutos.es/noticia/422294/0/italia/gitanos/espana/
Todo esto ocurre tanto en Italia como en el resto de Europa al no tener el fascismo la única fuerza de choque que puede destruir su maquinaria como es el Partido Comunista Marxista-Leninista que haga frente de nuevo a esta lacra que no es más que potenciar a la véz al capitalismo moribundo y podre socialmente.