El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Lin Jian, dijo en una conferencia de prensa celebrada en Pekín que durante mucho tiempo Estados Unidos ha ocupado ilegalmente la Bahía de Guantánamo, ha detenido arbitrariamente a cientos de personas y ha utilizado la tortura para obtener confesiones en el campo de concentración.
Sus declaraciones se producen después de que Estados Unidos transfiriera recientemente a varios detenidos fuera de Guantánamo.
“Estados Unidos debe cesar inmediatamente la ocupación ilegal del territorio cubano, poner fin a la intimidación y el bloqueo contra Cuba, cerrar el ‘pozo negro’ y retirarse de la base de Guantánamo lo antes posible, devolver la tierra al pueblo cubano y sacar a Cuba de la lista de Estados que apoyan el terrorismo”, añadió Lin Jian.
También señaló que Washington había incumplido su promesa de cerrar un campo de concentración que “alimentará otra mancha en el pobre historial de derechos humanos de Estados Unidos, resaltando el vacío en el compromiso de Estados Unidos con los derechos humanos”.
En los últimos días, Estados Unidos ha liberado a varios prisioneros de Guantánamo, entre ellos dos malasios y un keniano.
“Es la herida persistente de Cuba. Es un testigo vivo de más de un siglo de interferencia ilegal de Estados Unidos en Cuba, donde mantiene detenciones arbitrarias masivas”, dijo el portavoz Lin.
Es el último reducto de las cárceles secretas que creó por todo el mundo en su “guerra contra el terrorismo”. Se abrió en enero de 2002 y en algún momento llegó a albergar más de 700 presos, de los que actualmente solo quedan 29, custodiados por unos 1.800 soldados, a los que hay que añadir unos 300 contratistas de las empresas privadas de seguridad.
Sin embargo, es la cárcel más cara del mundo, que es lo único que preocupa a Estados Unidos. A medida que pasan los años, gasta cada vez más dinero en el centro. En 2013, cuando había 166 presos, el costo anual de mantener el campo de concentración era de 454 millones de dólares, lo que implicaba un gasto anual de unos 2,7 millones por cada preso.
En 2018 cuando solo quedaba la cuarta parte, el gasto anual rondó los 540 millones, lo que implicó alrededor de 13,5 millones por cada preso al año.
Washington ha gastado más de 6.000 millones desde la apertura del campo hace 18 años, lo que implica un gasto promedio de 380 millones por año.
Un territorio sin ley
Si la cárcel es tan costosa de mantener, ¿por qué Estados Unidos la mantiene? Por un triquiñuela legal: la cárcel está en territorio cubano y, en consecuencia, no se aplican las leyes estadounidenses, es decir, que no se aplica ninguna ley. Los presos no tienen derechos y pueden hacer con ellos lo que les da la gana.
Como la situación de los presos es ilegal, no pueden ser trasladados a territorio de Estados Unidos ni siquiera en caso de una emergencia sanitaria.
En 2006 Bush aprobó un nuevo tinglado para juzgar a los convictos en la “guerra contra el terrorismo” a través de un sistema de tribunales militares que no respeta los derechos fundamentales de los acusados.
Del total de presos que han pasado por Guantánamo, solo 8 han sido condenados (aunque tres de las condenas fueron completamente anuladas) mientras la mayoría de ellos todavía no ha llegado a juicio, incluidos los cinco que están acusados de participar en los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Por el contrario, desde entonces los tribunales ordinarios han condenado a más de 650 personas por delitos relacionados con el terrorismo.
Al mantener a los presos en Guantánamo, Washington se libra de tener que destapar una caja de Pandora: la de las torturas a las que fueron sometidos en los centros de detención ocultos de la CIA.
Mientras estas personas estén detenidas en Guantánamo, la información sobre las torturas que han padecido no saldrá a la luz. La ocultación les sale muy cara.