El martes, en la primera conferencia de prensa tras la captura de Kabul, el portavoz talibán condenó la censura de Facebook y anunció que el Emirato Islámico de Afganistán será ahora un país libre de drogas.
Zabihullah Mujahid dijo que toda la producción de opio y heroína, dirigida por el ejército estadounidense durante las últimas dos décadas, terminará y el país volverá a ser un país libre de drogas como lo era antes de la invasión estadounidense.
“Habíamos dejado la producción de medicamentos en 2001. Esto es algo que haremos. Afganistán estará ahora libre de drogas”, dijo.
“Necesitamos cultivos alternativos y esperamos acabar con esta lacra”, continuó, señalando que acogería con agrado la ayuda internacional para desarrollar un nuevo modelo agrícola para el país.
En la primera conferencia de prensa de los talibanes, Mujahid también prometió la paz en el país y garantizó todos los derechos bajo la shariah.
Durante la ocupación militar, las tropas estadounidenses se encargaron de proteger los campos de opio, lo que causó una gran controversia entre los talibanes, estrictamente religiosos, así como entre los occidentales, que vieron las calles inundadas de heroína.
Estados Unidos y sus aliados ganaron miles de millones con la producción y venta de heroína durante los 19 años de ocupación de Afganistán. La mayoría de los distribuidores vinculados a la CIA se han pasado al fentanilo chino, lo que significa que la reducción de sus beneficios por la pérdida de la Guerra de Afganistán será mínima.
Mientras tanto, el diario italiano Corriere Della Sera cuenta las cosas al revés: la guerra de Afganistán la han ganado los narcos; los talibanes están entre los narcotraficantes más poderosos del mundo (*).
(*) https://www.publico.es/politica/afganistan-no-ganado-islamismo-ganado-heroina.html
En su momento, la resistencia en el cáucaso generó una gran controversia en el movimiento obrero, pues muchos pensaban que debía apoyar por oponerse al expansionismo imerialista. El hecho de que no se apoyase se debía a que dicha resistencia estaba liderada por caudillos que estaban defendiendo las relaciones sociales de producción antiguas frente a la amenaza de su desaparición. Otro tanto podemos decir de la resistencia de Abdel Kader en Argelia al imperialismo Francés, motivo por el cual su insurrección no obtuvo el respaldo popular que necesitaba.
Yo opino que lo que ha sucedido es que la burguesía de ese país ha alcanzado un acuerdo con los Talibanes: ceder el poder político y el armamento a cambio de garantizar la propiedad privada. Esto ya lo hemos visto en Europa en la segunda guerra mundial, y explica por qué los nazis avanzaron tan rápido en Europa. Al respetarse la propiedad privada y las relaciones de producción, la burguesía no desaparece, y puede aceptar la dominación como un precio a pagar , algo que se calcó rápidamente después con Alemania Italia y Japón. La lección de todo esto es similar a la de Cataluña: cuando es la burguesía la que lidera a la clase obrera, llegará un momento en el que la burguesía llegue a un tope donde sus intereses de clase la hagan parar y la clase obrera queda inactiva por falta de dirección. En Afganistan se ve que la burguesía ha pactado con los talibanes para preservar sus intereses y la clase obrera parece no tener una organización política, especialmente después del aplastamiento del movimiento comunista a manos de los talibanes armados y financiados por EEUU y otras potencias. El movimiento obrero tiene que tener su dirección política propia y no ir a remolque de otras clases sociales.
Por otro lado, hay que intentar entender que no estamos ante individuos que se mueven por ideas, sino ante clases sociales que tienen necesidades diferentes, a veces antagónicas. Si luego, esas necesidades se reflejan en ideas, del tipo religioso en este caso, es porque brotan de una base material económica. En este caso me parece clarísimo que emerge de una producción más atrasada, y dependiente de la fuerza física masculina para tareas económicas y defensivas, sumado a una mayor necesidad de mano de obra que lleva a una determinada clase social a intentar imponer determinadas políticas que retengan a la población en determinadas relaciones de producción, aumenten la natalidad y privilegien al hombre. Por otro lado, las relaciones tribales no parecen haber sido destruidas allí, algo que en su momento le costó mucho a los romanos con los celtas en España.