Se dijo que la llamada telefónica del jueves entre el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenensky, no “fue bien”, según ha trascendido en varias agencias de prensa del espectro más amplio.
Ucrania llama a la OTAN a la calma
Tanto la CNN como RT resaltaron que Zelensky instó a Biden a “rebajar el tono” sobre la situación en Ucrania y que la inteligencia ucraniana no ve amenaza rusa alguna, o al menos no la vé de la misma manera que Estados Unidos.
Zelensky también habló sobre la reanudación de las conversaciones diplomáticas en París con Alemania y Francia en las que se implementarán los Acuerdos de Minsk. Los acuerdos de 2015 pondrían fin a la guerra entre Kiev y las regiones del Donbass, que se opusieron al golpe de Estado respaldado por Estados Unidos en 2014, que derrocó a un presidente elegido democráticamente que se inclinaba hacia Moscú, Víktor Yanukovich.
Estas provincias recibirían autonomía de Kiev, y con ello Zelensky espera que se mantenga el alto el fuego en el este.
PSOE y UP compran el relato de Estados Unidos
Esto es casi exactamente lo contrario de lo que los Estados Unidos y sus medios y políticos aliados están diciendo todos los días. El Gobierno del PSOE-UP ha transmitido por diversas voces precisamente el relato que los Estados Unidos ha encomendado a sus socios europeos. Desde la propia Ministra de Defensa, Margarita Robles, a los ministerios de Unidas Podemos, han afirmado en público con mayor o menor entusiasmo que la pertenencia de España a la OTAN es prácticamente inamovible.
Incluso el actual Secretario General del PCE, Enrique de Santiago, el cuál ocupa el cargo de Secretario de Estado de Agenda 2030, ha dado muestras de compromiso en ese sentido. Ya en junio de 2021, Santiago afirmó en una entrevista a Servimedia que “si formamos parte de una organización internacional y tenemos obligaciones, es obvio que mientras formemos parte hay que cumplirlas”, lo cuál indica que independientemente de lo que digan las bases y Programa del PCE, éstos están para no cumplirlos.
El problema de fondo en el que está metido el gobierno español es que, independientemente de los vaibenes verbales sobre su adhesión, la OTAN está exigiendo a países como España un mayor compromiso que hasta ahora ninguno de los partidos del gobierno quiere asumir.
Objetivo: conseguir más tropas españolas en el extranjero
El problema que ha tenido España con la OTAN y sus aliados ha sido la constante negativa a desplegar tropas de combate en el extranjero, ya que esto es un área muy sensible a nivel interno, pues el gobierno sabe que una movilización de tropas españolas en el extranjero, más allá de la mínima indispensable, puede tener costes políticos muy altos. En La Moncloa tienen un recuerdo muy presente de las consecuencias de la guerra de Irak y las imágenes de féretros volviendo de territorios que la mayoría de los españoles ni siquiera saben ubicar en el mapa.
Y sin esta cooperación, el resto de socios eliminan a España de las reuniones de calado, como la que aborda ahora Estados Unidos sobre la crisis de Ucrania con Rusia.
El PSOE, en ese sentido, es el partido que con más intensidad está apostando por una mayor cooperación y despliegue español en las misiones internacionales de la OTAN y todo indica que finalmente, el PSOE y UP mandarán tropas de combate allá donde la OTAN diga, sobre todo para no afear la cumbre del organismo, que se celebrará en Madrid en junio de 2022.
Esta apuesta del PSOE y el silencio de los ministros de UP (que tienen en sus manos información real de lo que viene ocurriendo en Ucrania) augura que finalmente España va a ser, más pronto que tarde, «un socio activo» y una avanzadilla de choque de la OTAN mucho más comprometida que hasta ahora.