Un paso más allá de la doctrina Spykman

Uno de los padres de la geopolítica norteamericana, Nicholas J. Spykman, haciendo alusión al final de la Segunda Guerra Mundial y avanzando la formación de una organización capaz de aglutinar a Estados Unidos y Europa, comentaba: “Es de esperar que la zona de poder de Europa se organice en forma de Sociedad Regional de Naciones, contando con Estados Unidos como miembro extrarregional. El hecho constituye desde el punto de vista de Norteamérica una ventaja y no un inconveniente. Una sociedad de tal carácter nos brinda el único método eficaz de intervenir permanentemente en los negocios políticos de Europa. Hay que mantener nuestra fuerza de forma que se pueda echar mano de ella para conservar este poder”.

En relación con los intereses de Estados Unidos y con su potencial, Spykman afirmaba: “El centro de poder del Hemisferio Occidental podría ser superado por un potencial de poder combinado de Eurasia, el mundo del cual posee dos veces y media el área y diez veces la población de las Américas. Aunque, en la actualidad… el principal objetivo político, tanto en la paz como en la guerra, tiene que ser, por lo tanto, impedir esta unificación” (1).

Es decir, quien tiene el poder mundial no es quien controla directamente el “corazón del mundo”, es quien tiene la capacidad de tenerlo rodeado, como hizo Estados Unidos junto con sus socios menores europeos durante la Guerra Fría y está haciendo actualmente en Europa con el cercamiento de Rusia por medio de la OTAN, y en cuanto al área del Pacífico, para rodear a China, utilizó la Organización del Tratado del Sudeste Asiático SEATO (Southeast Asia Treaty Organization) hasta el año 1977, y actualmente se está llevando a cabo según el documento del Departamento de Defensa norteamericano “Indo-Pacific Strategy Report. Preparedness, Partnerships, and Promoting a Networked Region”.

La doctrina Obama

En mayo de 2016 a solo ocho meses de salir de la Casa Blanca, Obama alcanzó un triste récord omitido por la prensa canallesca y el progresismo occidental: llevó en guerra más tiempo que cualquier otro presidente estadounidense.

El estercolero sueco le regaló el Premio Nobel de la Paz en 2009, con la paradoja que ha pasado a la historia como un presidente que ha mantenido a su país en guerra más tiempo que Franklin D. Roosevelt, Lyndon B. Johnson, Richard M. Nixon o Bush.

Obama autorizó bombardeos masivos contra Afganistán, Irak, Siria, Libia, Pakistán, Somalia y Yemen, lo que eleva el total a siete países en los que su administración emprendió acciones militares de forma unilateral. Y en ocasiones utilizando gobiernos títeres a su servicio como el de Georgia. Miles de asessinatos entre la población civil los cuales han sido olvidados por los apologistas de la “pax americana”.

Funcionarios del Pentágono se refirieron a esta situación como “la nueva normalidad”. “En mi carácter de coordinador de Medio Oriente, en realidad sentí que el ritmo era de tiempo de guerra”, subrayó Philip H. Gordon, que trabajó en la Casa Blanca de 2013 a 2015 (2).

A ser sinceros, esta obsesión criminal ya estaba prevista cuando asumió la presidencia de Estados Unidos. Así lo constató en el discurso de 28 de mayo de 2014, en el acto de graduación en la Escuela Militar de West Point (3), en la que ya aparece lo que podríamos denominar el inicio de la guerra contra Rusia, mediante Ucrania. Pero vayamos al principio del discurso: “Estados Unidos es y sigue siendo la única nación indispensable. Esto ha sido así durante el siglo pasado y lo será también durante el próximo”.

Según el citado criminal, nadie más en el mundo es indispensable, con lo cual no hay inconveniente en destruir lo que sea y donde sea, criterio que encaja perfectamente con otra de las afirmaciones de su discurso: “Primero, permítanme repetir un principio que planteé al comienzo de mi presidencia: Estados Unidos usará la fuerza militar, unilateralmente si es necesario, cuando nuestros intereses fundamentales lo exijan… La opinión internacional importa, pero Estados Unidos nunca debe pedir permiso para proteger a nuestro pueblo, nuestra patria, o nuestra forma de vida.

Y respecto a Ucrania, dejó meridianamente claro que su política sería igual (o peor) que la desencadenada durante la llamada guerra fría, con lo cual podemos entrever, y en función de los últimos acontecimientos, afirmar, que la guerra de Estados Unidos contra Rusia en territorio de Ucrania se inició durante el mandato de Obama en el año 2014. Lo que ha acontecido posteriormente se puede resumir en el popular dicho de que “quién siembra vientos, recoge tempestades”.

“En Ucrania, las acciones recientes de Rusia recordaron los días en que los tanques soviéticos invadieron Europa del Este. Nuestra capacidad para dar forma a la opinión mundial ayudó a aislar a Rusia de inmediato. Debido al liderazgo estadounidense, el mundo condenó inmediatamente las acciones rusas; Europa y el G7 se unieron a nosotros para imponer sanciones; la OTAN reforzó nuestro compromiso con los aliados de Europa del Este; el FMI está ayudando a estabilizar la economía de Ucrania”.

“El punto es que este es el liderazgo estadounidense. Esta es la fuerza estadounidense. En cada caso, construimos coaliciones para responder a un desafío específico. Ahora debemos hacer más para fortalecer las instituciones que pueden anticipar y evitar que los problemas se propaguen. Por ejemplo, la OTAN es la alianza más fuerte que el mundo haya conocido jamás. Pero ahora estamos trabajando con los aliados de la OTAN para cumplir nuevas misiones, tanto dentro de Europa, donde se debe tranquilizar a nuestros aliados orientales, como más allá de las fronteras de Europa”.

Este recordatorio, sirva para no caer en una falsa sorpresa cuando Suecia y Finlandia deciden solicitar su ingreso en la OTAN, ya que no es a causa del conflicto en Ucrania, sino una decisión ya tomada hace unos años entre estos países y Estados Unidos con el objetivo de apretar el cerco militar amenazante a Rusia y Bielorusia.

Y tampoco para caer en una sorpresa ante la última ofensiva político-militar con el objetivo de crear otro cerco ofensivo contra China.

El 17 de noviembre de 2011, en un discurso ante el parlamento australiano, el presidente Barack Obama ya anunció el “giro a Asia” de Estados Unidos: “Como Presidente, tomé una decisión deliberada y estratégica: como nación del Pacífico, Estados Unidos desempeñará un papel más importante y a largo plazo en la configuración de esta región y su futuro… he ordenado a mi equipo de seguridad nacional que haga de nuestra presencia y misión en Asia Pacífico una prioridad máxima. Como resultado, las reducciones en el gasto de defensa de Estados Unidos no se realizarán a expensas de Asia Pacífico… Mi guía es clara, Estados Unidos es una potencia del Pacífico y estamos aquí para quedarnos” (4).

Suma y sigue

El profesor de Five Colleges of Peace and World Security Studies y miembro de la junta directiva de la Asociación de Control de Armas, Michael T. Klare, en un detallado análisis del mes de enero de 2022 sobre la política militar agresiva de Estados Unidos respecto a China “Washington Tightens the Noose around China” (Washington aprieta la soga alrededor de China) realiza el siguiente paralelismo:

“Por un momento, imaginen un mundo militar al revés. En lugar de nuestros destructores con misiles guiados y otros barcos que llevan a cabo regularmente ‘operaciones de libertad de navegación’ cerca de las islas reclamadas por China en el Mar de China Meridional y tales destructores pasan con no menos regularidad por el Estrecho de Taiwán entre esa isla en disputa y la República Popular China, consideren cómo reaccionaría cualquier administración (norteamericana) si los buques de guerra chinos patrullaran cada vez más provocativamente frente a la costa de California. Ustedes saben que el Washington oficial literalmente se volvería loco y nos encontraríamos al borde de la guerra casi instantáneamente. O, de manera similar, imagine que Rusia hubiera movido armas nucleares cerca de la frontera sur de México, estuviera vendiendo armamento avanzado y ofreciendo otra ayuda militar a México, y actuando como lo hemos estado haciendo en relación con Ucrania. Washington se levantaría en armas.

“La palabra ‘cerco’ no aparece en la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA) de 2022, promulgada por el presidente Joe Biden el 27 de diciembre, ni en otras declaraciones recientes de la administración sobre sus políticas exterior y militar. Tampoco aparece ese término clásico de la era de la Guerra Fría ‘contención’. Aún así, los principales líderes de Estados Unidos han llegado a un consenso sobre una estrategia para rodear y contener a la última gran potencia, China, con alianzas militares hostiles, frustrando así su ascenso a un estatus de superpotencia” (5).

La Ley de Defensa de 2022 NDAA (6), aprobada con el apoyo aplastante de demócratas y republicanos, fija un gasto de 768.000 millones de dólares. También incorpora una serie de partidas concretas e iniciativas políticas destinadas a cercar y subyugar a China. Entre estas figura una cantidad extra de 7.100 millones de dólares para la Iniciativa de Disuasión del Pacífico, o PDI (7), un programa iniciado con vistas a potenciar las fuerzas estadounidenses y aliadas en el Pacífico. El gasto propuesto para la PDI se incrementó un 132 % para 2022, pasando de los 2.200 millones de dólares de 2021 a 5.100 millones este año.

El presidente Biden ha hecho suya la estrategia de cerco a China. Los preparativos de cara a una posible guerra con China constituyen ahora una prioridad del Pentágono, así como el aislamiento diplomático de Pekín. De acuerdo con esta perspectiva, el presupuesto del departamento de Defensa para 2022 señala que “China constituye el principal desafío a largo plaza para Estados Unidos”.

Dicha ley incluye una medida centrada en tejer “alianzas y colaboraciones de defensa en la región indopacífica” que proporcione un programa conceptual de cara a esta estrategia de cerco.

El aumento de la asignación de este año 2022 al Pentágono, en otros 24.000 millones de dólares, particularmente para contener (o combatir) mejor a China. La mayor parte de esos dólares se destinarán a la construcción de misiles hipersónicos y otras armas avanzadas que apuntarán contra China, a la realización de más maniobras militares y al refuerzo militar de los aliados de Estados Unidos en la región.

De hecho, la idea de rodear a China mediante una cadena de potencias hostiles ya tiene su historia de la mano de la que fue secretaria de seguridad nacional Condoleezza Rice quien elaboró un sistema de alianzas antichinas en Asia, que desde entonces ha sido llevado a cabo por los siguientes presidentes.

El documento que recoge esos planes fue escrito por el almirante Phil Davidson, al mando del Indopacom (Mando del Indo-Pacífico), y tiene por nombre “Recuperando la Ventaja. Una propuesta para el período 2020 – 2026” (8).

Y el documento del Departamento de Defensa de Estados Unidos de 2019, que contiene un esquema detallado del cerco a China mediante una red amenazante de bases y tropas militares estadounidenses y países aliados. El propósito es cercar a China y paralizar su economía (9).

Conclusión: volvamos a Spykman

“El centro de poder del Hemisferio Occidental podría ser superado por un potencial de poder combinado de Eurasia, el mundo del cual posee dos veces y media el área y diez veces la población de las Américas. Aunque, en la actualidad… el principal objetivo político, tanto en la paz como en la guerra, tiene que ser, por lo tanto, impedir esta unificación”.

Tal vez desde esta perspectiva rapaz, imperialista y agresiva de Estados Unidos a lo largo de la historia en su perspectiva de dominar el mundo, podemos analizar los intentos agresivos hacia Rusia desde tierras de Ucrania como parte del cerco occidental, la extensión de la OTAN a Suecia y Finlandia para el control del Mar Báltico y la amenaza militar a Rusia en el flanco noroccidental, junto a la política estratégica Indo-Pacífica amenazante para China.

Paralelamente las políticas de sanciones hacia ambos paises al objeto de distorsionar sus economías y en un intento desesperado de impedir a base de acciones militares el estrechamiento de las relaciones entre Asia y Eurasia. El instinto criminal euro-norteamericano cada vez queda más al descubierto, ya no puede disfrazarse de democracia, libertad, derechos humanos, etc., sólo le queda el recurso que siempre ha utilizado en los intentos de dominación: la fuerza.

(1) Nicholas John Spykman. America’s Strategy in World Politics: The United States and the Balance of Power, New York, Harcourt, Brace and Company. 1942, edición en español: Estados Unidos frente al mundo. Fondo de Cultura Económica. 1944
(2) https://www.nytimes.com/es/2016/05/18/espanol/el-inesperado-legado-de-obama-ocho-anos-de-guerra.html
(3) https://obamawhitehouse.archives.gov/the-press-office/2014/05/28/remarks-president-united-states-military-academy-commencement-ceremony
(4) https://obamawhitehouse.archives.gov/the-press-office/2011/11/17/remarks-president-obama-australian-parliament
(5) Michael Klare, Welcome to the New Cold War in Asia, 13 de enero de 2022 (https://tomdispatch.com/none-dare-call-it-encirclement/)
(6) National Defense Authorization Act for Fiscal Year 2022 (https://www.congress.gov/bill/117th-congress/senate-bill/1605/text
(7) https://thepoliticalroom.com/iniciativa-de-disuasion-del-pacifico-ee-uu-se-prepara-contra-china/
(8) https://int.nyt.com/data/documenthelper/6864-national-defense-strategy-summ/8851517f5e10106bc3b1/optimized/full.pdf
(9) Indo-Pacific Strategy Report. Preparedness, Partnerships, and Promoting a Networked Region. 1 de junio de 2019 https://media.defense.gov/2019/Jul/01/2002152311/-1/-1/1/DEPARTMENT-OF-DEFENSE-INDO-PACIFIC-STRATEGY-REPORT-2019.PDF

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