Tras Bolivia, Estados Unidos desata la desestabilización de Irán ‘desde dentro’

Después de derrocar al gobierno legítimo de Bolivia, ahora es el turno de Irán, con la ayuda de Israel y Arabia saudí.

Más allá de las presiones económicas y políticas, no es el primer intento de desestabilizar Irán porque es muy poco probable que sea posible una intervención militar externa, a pesar de los numerosos llamamientos de Israel para que se realicen ataques aéreos selectivos contra instalaciones en Irán, en particular, contra su programa nuclear. Al igual que Tel Aviv o Riad, Washington sabe que un escenario así sería muy caro y sin ninguna garantía de éxito.

Así que el plan es una revolución desde dentro, orquestada y asistida desde fuera y no escatiman medios para ello. Lo mismo que en Líbano o Irak, también hay que reconocer que el país no carece de problemas, algunos de ellos relacionados con la presión externa.

Las sanciones estadounidenses contra Irán, en primer lugar las exportaciones iraníes de petróleo, han tenido un fuerte impacto en la economía del país, teniendo en cuenta que la venta de petróleo es un área clave para el presupuesto del gobierno de Teherán.

A pesar de los intentos de Irán de eludir las sanciones, Washington está haciendo absolutamente todo lo que puede para bloquear cualquier transacción relacionada con el petróleo. Estados Unidos ha amenazado abiertamente a las instituciones financieras turcas con sanciones por facilitar las transacciones internacionales con Irán. Además, no sólo se apunta al petróleo iraní, sino también a su gas, otro producto que abunda entre los recursos naturales del país.

Estados Unidos está haciendo todo lo posible por aumentar los precios del petróleo en el mercado mundial, en un momento en que su producción de esquisto bituminoso está aumentando, una producción costosa pero que los estadounidenses quieren a toda costa poder utilizar como nueva arma económica. Curiosamente, esto se hace perjudicando los intereses económicos y energéticos de los países de la Unión Europea, uno de los principales importadores de petróleo.

Obviamente, también afecta gravemente a la economía iraní: limitada en sus exportaciones de petróleo y obligada a aumentar los precios de los combustibles en el mercado interior; este último hecho ha sido precisamente la razón principal de las recientes manifestaciones en Irán.

Cuando los instrumentos políticos y económicos no son suficientes para que el oponente se doblegue, los imperialistas utilizan la presión de la seguridad, incluida la presión terrorista, como los ataques a barcos que transportan petróleo iraní. Todo esto, por supuesto, acusando a Irán de ser responsable del terrorismo.

Las principales cadenas de comunicación también han contribuido significativamente al aumento de la histeria hacia Teherán. Se ha observado claramente durante las recientes manifestaciones en varias partes del país, en particular a través de los medios de comunicación de opositores políticos radicados en el extranjero, muchos de los cuales, por supuesto, se encuentran en Estados Unidos.

El Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, apoyó abiertamente las manifestaciones en un discurso que, en parte, fue pronunciado en farsí. La BBC Persa empezó a emitir dos horas antes de lo habitual para convocar a los manifestantes a salir a la calle. El servicio regional de TV Iran International, con sede en Arabia saudí, abandonó su programación habitual y dedicó un día entero a las manifestaciones. Algunos canales extranjeros que emiten en persa llegaron incluso a dar instrucciones a los manifestantes: lugar de las convocatorias, consignas a gritar, comercios a asaltar y establecimientos a prender fuego.

En esta presión extraordinaria sobre Irán, Washington no olvida los intereses de su principal aliado regional: Israel. Sobre todo en lo que se refiere al recrudecimiento de las hostilidades entre el Estado persa y algunos países árabes -que recientemente se han convertido en aliados semioficiales del Estado sionista- en el momento mismo de las masacres perpetradas en Palestina, todo ello bajo una estricta coordinación estadounidense.

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