Sortu y el triple salto mortal

Lola Flowers
Bianchi

O cómo rizar el rizo o cómo me la maravillaría yo, que diría la folklórica «Lola Flowers». En una ponencia para el «proceso congresual», así le dicen, el nuevo Sortu -partido de la nueva izquierda abertzale en los nuevos tiempos que corren donde todo es nuevo menos mi calva- busca tener «forma de partido y cualidades de movimiento».

Podemos intuir qué se quiere decir con eso, pero no nos atrevemos a tratar de desentrañarlo pues no somos cabalistas ni alquimistas, sino materialistas dialécticos, o sea, que no somos dados a vestir muñecos con prosopopeyas pretenciosas pero vacuas y hueras.

Acabaremos rápido porque se acerca la hora del vermú y no queremos pasar por parecer el azote bíblico ni el pepito grillo de esta muchachada con líderes ya carrocillas expertos en blanquear sepulcros. Y lo haremos mencionando lo que ellos mismos dan en definir a Sortu (crear, nacer, brotar, en euskera) como un «partido-movimiento», y ello -se dice- «en la medida en que se tiene que desenvolver tanto en la lucha institucional como en la de masas». Lo segundo suponemos que será una inercia de viejos discursos de lucha reivindicativa, mientras que lo primero es lo que priva y se persigue, es decir, qué hay de lo mío, que esto es lo «nuevo».

Si el «podemismo rampante» decía ser «ni de derechas ni de izquierdas», máxima del falangismo joseantoniano y nacional-sindicalista (el nacional-socialista era el nazismo hitleriano), esto es, un partido desideologizado por encima de la lucha de clases y casi de las clases mismas, nos vemos sorprendidos ahora por algo tan novedosísimo como en «Partido-Movimiento», suponemos que «nacional» tal y como lo prescribía también Primo de Rivera (hijo) que abominaba de la palabra «partido» de resonancias demoliberales y acuñó el término «Movimiento» para evitar tener que llamarse «partido único», que es a lo que aspiraban.

No seremos tan burros de estar comparando a unos y a otros, pero, por favor, elijan mejor sus logos-tipos, o estudien un poco de historia para evitar resonancias enojosas que no son precisamente «nuevas» como presumen ustedes Y es que cuando se habla de «participación, activismo, asamblearismo, movimientos populares, etc.» me parece estar oyendo el eco de viejísimas consignas que se repiten cíclicamente cada equis tiempo y que se pretende que son «nuevas» arrinconando la vieja y muy molesta lucha de clases.

Buenos días.

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