Silencio y censura sobre la guerra biológica de Estados Unidos contra Corea del norte y China

A principios de la década de los cincuenta, durante la guerra de agresión contra Corea, Estados Unidos utilizó armas biológicas, tanto en la península como en China. Llenaron las bombas diseñadas para distribuir folletos con ratas infectadas con plagas y las lanzaron contra la población civil. También liberaron insectos infecciosos en el aire. Los folletos se contaminaron con viruela y se distribuyeron. Los ataques causaron graves epidemias.

El programa fue una continuación del desarrollado por una unidad especial del Ejército Imperial Japonés durante la Segunda Guerra Mundial. La Unidad 731 y sus cabecillas no fueron acusados de crímenes de guerra sino que en 1945 se integraron en el programa de guerra biológica de Estados Unidos.

La Unión Soviética y China denunciaron a viva voz el uso de armas biológicas pero, en plena Guerra Fría, nadie hizo caso. Estados Unidos negó haber utilizado nunca tales armas. Los pilotos estadounidenses, derribados y encarcelados por el ejército norcoreano, admitieron haber lanzado tales bombas (1). Entonces Estados Unidos alegó que habían sido torturados y que sus confesiones habían sido arrancadas a la fuerza.

Entrenaron a los pilotos para resistir la tortura. Los llamaron cursos SERE (Entrenamiento, Supervivencia, Evasión y Resistencia). Durante los cursos simulaban interrogatorios.

Décadas más tarde, durante la guerra contra Irak, la CIA contrató a dos psicólogos del personal de entrenamiento de los SERE como «consultores de ciencias del comportamiento” para darle la vuelta al asunto, es decir, para adiestrar a sus espías en la aplicación de la tortura a los presos en Abu Ghraib, Guantánamo y otros campos de concentración (2).

Durante la Guerra de Corea, la URSS y China patrocinaron la creación de una Comisión Científica Internacional dirigida por uno de los más eminentes científicos británicos de entonces, Joseph Needham, para investigar el uso de armas biológicas en Corea.

Durante la caza de brujas de McCarthy, a Needham le incluyeron en la lista negra y el informe de la Comisión Científica, las declaraciones de los testigos y sus anexos fueron censurados. Los ataques biológicos de Estados Unidos contra Corea y China eran una de esas “teorías de la conspiración” sin fundamento. No estaban probados porque los que tenían las pruebas en sus manos no las mostraban.

La diferencia es que antes a los conspiranoicos los llamaban comunistas y, afortunadamente, a pesar de las persecuciones, nunca se callaron. Siguieron buscando. Un sicólogo de California, Jefferey Kay, encontró las pruebas y en 2017 las publicó en internet por vez primera (3), acompañados del informe de la Comisión Científica (4) y dos apéndices relativos a las denuncias de ataques aéreos a varias aldeas del noreste de China en la primavera de 1952 (5).

Desde entonces las investigaciones de los conspiranoicos han sido confirmadas por otros investigadores (6) y los documentos proceden de la propia CIA. El material consta de un total de 1.300 notas que fueron desclasificadas y publicadas 60 años después del cese del fuego de 1953 que puso fin a la Guerra de Corea. Incluyen un análisis de las comunicaciones COMINT, interceptadas por Estados Unidos entre varias entidades militares y políticas de Corea del norte y China.

Los cables de la COMINT y otros informes de inteligencia, publicados por la CIA en 2013 bajo el título “Bautismo de Fuego” (7), demuestran que los ataques de guerra biológica por vía aérea comenzaron en enero de 1952 y continuaron casi hasta el armisticio de julio de 1953.

La información publicada de los datos de la COMINT apoya las acusaciones de que Corea del norte y China fueron víctimas de ataques bacteriológicos en 1952 y que la URSS, China y Corea del norte decían la verdad al denunciarlo.

Además, Key tiene razón. Existe un vínculo directo entre los ataques biológicos contra Corea del norte y China y los métodos de tortura de la CIA en Abu Ghraib y otros campos de concentración. Corea del norte también tiene razón. La guerra bacteriológica es una de las principales razones por las que siguen desarrollando armas nucleares. Los imperialistas no entienden otro lenguaje que el de la fuerza.

Los conspiranoicos tienen razón. Hace dos años los científicos alemanes y franceses advirtieron públicamente de los peligros de un nuevo proyecto de DARPA, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada del Pentágono, que quiere usar insectos para propagar virus capaces de alterar el genoma de las plantas (8).

(1) https://valtinsblog.blogspot.com/2016/06/exclusive-us-airmans-confession-on-use.html
(2) https://www.amazon.com/Cover-up-Guantanamo-Investigation-Suicides-Mohammed/dp/1520587090/
(3) https://valtinsblog.blogspot.de/2017/04/revealed-suppressed-report-on-1952-us.html
(4) https://www.documentcloud.org/documents/3678910-ISC-Executive-Report.html
(5) https://www.documentcloud.org/documents/3678863-ISC-Anthrax-Attack-Appendices.html
(6) http://www.yorku.ca/sendicot/ReplytoColCrane.htm
(7) https://web.archive.org/web/20130712233257/http://www.foia.cia.gov/collection/baptism-fire-cia-analysis-korean-war-overview
(8) http://science.sciencemag.org/content/362/6410/35

Más información:
– Estados Unidos empleó armamento bacteriológico durante la Guerra de Corea

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