Nueva Zelanda crea un fondo para sobornar a los periodistas que difundan la propaganda gubernamental

La Primera Ministra de Nueva Zelanda, la laborista Jacinda Ardern, ha anunciado la creación de un fondo pde dinero úblico para sobornar a los periodistas que difundan la propaganda gubernamental.

A esto en España le llamaron “fondo de reptiles” durante la transición, cuando los periodistas escribían al dictado para travestir el franquismo. Pero antes era casi secreto y ahora es descarado. Ardern lo explicó la semana pasada durante una “Cumbre de la democracia” con representantes de Estados Unidos, Australia, Dinamarca y Noruega.

“También hemos visto la difusión de información falsa sobre el covid-19, incluso a través de las redes sociales”, dijo Ardern. “Hemos dado prioridad a la creación de un fondo de periodismo de interés público para ayudar a nuestros medios a seguir produciendo historias que informen a los neozelandeses”, añadió.

En su discurso de apertura, Ardern llegó a afirmar que la democracia estaba siendo desafiada en todo el mundo por quienes se manifiestan contra las restricciones sanitarias y la vacunación obligatoria en el mundo occidental.

“Si queremos hacer frente a los retos de nuestro tiempo -incluidos el covid-19 y el cambio climático- tendremos que hacerlo de una manera que refleje nuestra principal fuerza: el carácter inclusivo de nuestras sociedades que nos permite reconocer y valorar una diversidad de voces y construir instituciones y enfoques sostenibles para ayudar a resolver los retos y satisfacer las necesidades”, dijo Ardern (*).

La “Cumbre de la democracia” se celebra unos días después de que Ardern declarara que “el programa de vacunación no tendrá fin”, aunque todos los ciudadanos reciban la vacuna, por las buenas o por las malas.

La misma mujer que habla de “democracia” tuvo la osadía de decretar hace apenas unos días que los ciudadanos podrían usar el baño cuando visitaran a sus familiares y amigos.

Esta misma mujer que reivindica una sociedad “inclusiva” se jacta de imponer un apartheid sanitario en Nueva Zelanda, donde a los ciudadanos no vacunados se les impide participar de la vida en los espacios públicos.

Es la misma mujer que impone algo tan poco inclusivo como segregar a los periodistas dóciles, que serán recompensados, de los díscolos, que acabarán proscritos en todas las redacciones.

Esta mujer declaró en la televisión, en medios de risas, que sólo las orgías con menos de 25 participantes cumplían con las ordenanzas sanitarias en Nueva Zelanda.

(*) https://www.newshub.co.nz/home/politics/2021/12/jacinda-ardern-tells-world-leaders-our-model-of-democracy-is-being-challenged-across-globe.html

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