Los servicios de inteligencia europeos se preparan para un escenario de disturbios similar al serbio

LLos supuestos «rebrotes» comienzan a aumentar en algunos
países europeos y el riesgo de disturbios sociales también aumenta,
a medida que la paciencia con respecto a las
restricciones del coronavirus va desapareciendo dramáticamente.
Luego
de violentos enfrentamientos el martes en la capital serbia, Belgrado, como respuesta a la reimplantación del Estado de Alarma, «los gobiernos de todo el continente se
están preparando para los enfrentamientos en sus propias calles
«, ha publicado
Voice of America, el órgano de prensa del gobierno de los Estados Unidos.
Serbia
pasó de las restricciones más estrictas en Europa a un
levantamiento casi completo a principios de mayo.
Sin
embargo, un incremento de la estadística de positivos confirmados llevó a
que se restableciera el toque de queda el fin de semana pasado.
 
El
presidente serbio, Aleksandar Vučić, describió la situación de la pandemia en Belgrado como «alarmante» y «crítica», ya que los hospitales
de la ciudad están desbordados. Según el medio alemán DWN, los manifestantes que se enfrentaron a la policía eran «ultranacionalistas» serbios, lo que no quiere decir que ese adjetivo sea real.
La pandemia, según el informe, «ha conducido a que grupos
subversivos que explotaron parcialmente las manifestaciones contra el confinamiento y las protestas contra el racismo hayan despertado la desconfianza de las instituciones gubernamentales
«. Y admite que «estos ataques organizados provienen de diferentes ideologías. Cualquiera que quiera ubicarlos ideológicamente de manera rígida comete un error flagrante«.
Y analiza el caso de los recientes disturbios en Londres, París, Bruselas y Stuttgart de las últimas semanas, ya que «entre los manifestantes había mucha gente completamente apolítica«. Participaron en los disturbios por razones «incomprensibles», dice el documento, e incluso por hartazgo, y las consignas eran difusas. Y este fenómeno fue particularmente notable en Stuttgart y Londres, donde había desde activistas pro Brexit hasta gente que duerme habitualmente en la calle.
La
Comisión Europea advirtió el pasado martes que los miembros de
la Unión entrarán en una profunda recesión este año y tomarán
más tiempo del esperado para recuperarse de la crisis.
La economía de la UE se reducirá en un 8,3 por ciento en 2020, por ahora, ya que el
pronóstico actualizado no contiene un posible «rebrote» que lleve aparejado nuevas restricciones y desate
una turbulencia económica aún mayor. 
Según el
Instituto de Economía y Paz (IEP), un think tank vinculado al Rotary Club, «se espera que la
inestabilidad política aumente en Europa, y que aumenten los disturbios
y las huelgas generales
«.
El
fundador del IEP, Steve Killelea, dice que «es probable que el impacto
económico del COVID-19 aumente las tensiones al aumentar el desempleo,
aumentar la desigualdad y empeorar las condiciones de trabajo
. Estamos en un punto crítico
«.
Hasta ahora, la mayoría de las protestas recientes vinculadas a la crisis del coronavirus han tenido lugar en Europa. Pero sólo el 35 por ciento de las 1600 protestas y huelgas fueron violentas en este trimestre. Ese es el porcentaje más bajo del mundo, según la red de medios europea Euractiv, pero que supone un incremento superior al 20% respecto al año anterior.

comentarios

  1. En el momento en el que los manifestantes salen a partirse la cara en la calle por la libertad de circulación e incluso de respirar aire limpio, no pueden ser calificados de apolíticos, sino todo lo contrario.
    Estas medidas represivas y restrictivas impuestas por las respectivas burguesías locales, que deben homologar sus medidas al dictado de los capitalistas financieros de EEUU, en muchas ocasiones como condición “sine quae non” para recibir capital en préstamo, no sólo perjudican y se imponen bajo coerción a la clase obrera, sino también a otras clases sociales, significando incluso la ruina de mucha burguesía productiva y pequeña burguesía. De ahí que su lucha englobe a muchas clases sociales, exceptuando a la burguesía que monopoliza el estado, y aun en este caso todavía arregañadientes y por imposición externa, pues se juegan perder el control del territorio del cual extraen el capital y su existencia como clase social.
    Cuando la propaganda burguesa califica estas protestas por la libertad de circulación y de respirar como “de derechas”, “anarquistas”, “raciales”, etc no busca otro fin que generar desafección en aquellas personas que se identifican con el signo opuesto, para conseguir su desmovilización.
    Llamemos al pan pan y al vino vino: pedir la libertad de circulación es pedir la libertad de circulación; “de derechas” es pedir la protección de la propiedad privada y legalizar el trabajo asalariado, y comunista es pedir la expropiación de los medios de producción, la nacionalización del suelo y la implantación del modo de producción socialista.
    El hecho de que estas manifestaciones surjan espontáneas significa que los diferentes partidos ( verde, rojo, morado, azul, naranja ) propiedad de los fascistas monopolistas de estado no le sirven sino a sus propietarios, y por lo tanto el pueblo tiene que empezar a buscar formas de autoorganizarse.

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