Los fascistas atacan a las ONG que atienden a los refugiados en la isla de Lesbos

Ayer varias ONG anunciaron que suspendían su trabajo con los refugiados en la isla griega de Lesbos, evacuando sus equipos después de una serie de ataques de grupos fascistas.

Como es habitual, la policía hace lo que mejor sabe, cruzarse de brazos, aunque finalmente ha tenido que abrir una investigación después de varios informes de ataques a personas y vehículos en la isla.

“Cuando cae la noche, hay constantes ataques a los miembros de las ONG, personas que vienen aquí como voluntarios”, dijo Douglas Herman, cofundador de Refocus, una organización que imparte cursos a los refugiados.

“La mayoría de las organizaciones han decidido suspender sus operaciones, algunas indefinidamente. Varias ONG han pedido a sus equipos que abandonen la isla”, dijo Herman, quien añadió que los seis miembros de su equipo estaban en camino.

Laa agresiones son el resultado de las movilizaciones fascistas, dijo Herman. En las carreteras que atraviesan la isla, los fascistas atacan a los automovilistas. “Golpean los vehículos con cadenas y tratan de alcanzar a la gente que permanece su interior con los parabrisas rotos”, dijo.

El lunes por la noche, la tripulación del Mare Liberum, un barco de observación de los derechos humanos en el Mar Egeo, dijo que fueron atacados por “un grupo de fascistas” mientras estaban amarrados en el puerto de la isla. “¡Gritaron, nos amenazaron y arrojaron gasolina en nuestra cubierta”, escribió la organización en su cuenta de Twitter.

Adrian Kok, presidente de Connect by Music, que da lecciones de música a los refugiados, dijo que todos sus voluntarios expatriados estaban siendo enviados de vuelta a Atenas, mientras los locales dejaban de trabajar.

La isla griega en el norte del Mar Egeo, cerca de la costa turca, ha visto un aumento en la llegada de migrantes desde que Turquía abrió sus fronteras el fin de semana. Decenas de miles de personas han acudido en masa a Grecia, lo que ha despertado en Bruselas el temor de una crisis migratoria similar a la de 2015.

Los refugiados son carne de cañón

Con los refugiados Erdogan presiona a la Unión Europea para que la OTAN apoye la guerra de agresión que lleva a cabo en el norte de Siria.

La situación en Lesbos alcanzó su punto de inflexión hace varios meses con más de 19.000 personas viviendo en condiciones miserables en un campamento previsto para menos de 3.000 personas.

La Unión Europea envió el martes a altos funcionarios a Turquía con carácter urgente para protestar contra su decisión de dejar pasar a los migrantes, y expresó su solidaridad con la vecina Grecia, que se enfrenta a una afluencia masiva en su frontera.

Borrell y el Comisario de Gestión de Crisis de la Unión Europea, Janez Lenarcic, realizarán una visita de dos días a Ankara para mantener conversaciones al más alto nivel sobre la situación en Siria.

La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que visitó Grecia en Kastanies, en la frontera con Turquía, por su parte ha endurecido su tono.

El diplomático francés Jean-Yves Le Drian dijo el martes que el «chantaje» de Ankara era inaceptable, mientras que el Primer Ministro griego Kyriakos Mitsotakis dijo que “aquellos que buscan poner a prueba la unidad de Europa se sentirán decepcionados”.

Von der Leyen, el Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el cabecilla del Parlamento Europeo, David Sassoli, visitaron ayer Grecia como signo de solidaridad.

Los políticos europeos y las ONG acusan a Ankara de utilizar a los migrantes para chantajear a Europa y obtener más apoyo en un momento en que Turquía se enfrenta a una afluencia de personas desplazadas en sus fronteras y dirige una ofensiva en Siria.

Los refugiados son la moneda de cambio. Ayer miles de ellos seguían concentrados en la frontera griega, que fue cerrada dos veces. Acampando en tiendas improvisadas hechas con lonas cerca del paso fronterizo de Pazarkule (Kastanies, en el lado griego), algunos esperan la apertura de las fronteras.

Otros caminan a lo largo de las heladas aguas del río fronterizo Evros en busca de una grieta en la frontera y las lanchas motoras se desplazan de ida y vuelta entre las dos orillas.

Mohammed Yasin, un sirio de 22 años de edad de Alepo, dijo que fue enviado de vuelta al lado turco después de ser interceptado por los guardias fronterizos griegos. “Se llevaron mi teléfono, mi dinero e incluso mis zapatos”, dijo. “Quería ir a Alemania o a otro país europeo”.

En la orilla griega, guardias fronterizos encapuchados y armados con rifles patrullaban el río, mientras que otros vigilan la zona con prismáticos desde una torre de vigilancia.

El lunes Erdogan dijo que millones de refugiados pronto inundarán Europa. Todos tendrán que “asumir su parte de la carga”, añadió.

Entre el sábado y el lunes por la noche los griegos impidieron 24.203 intentos de entrada ilegal y detuvieron a 183 personas.

Ayer Von der Leyen prometió a Grecia 700 millones de euros, la mitad de los cuales de inmediato, para hacer frente a la nueva ola de refugiados, y aseguró que Atenas recibiría toda la ayuda necesaria.

Del otro lado de la frontera, en Turquía, una delegación de Estados Unidos, de la que formaban parte el Representante Especial de la Casa Blanca para Siria, James Jeffrey, y el embajador de Estados Unidos ante la ONU, Kelly Craft, visitó la frontera como una señal de apoyo al gobierno de Erdogan.

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