Los católicos igual que los nazis

El 6 de junio el Irish Daily Mail publicaba (1) que, en la década de los treinta, médicos y científicos irlandeses vacunaron en secreto a más de 2.051 niños en instituciones benéficas gestionadas por monjas católicas. El empleo de niños como cobayas humanas se ha destapado como consecuencia de la aparición de los cuerpos de 800 bebés en una fosa séptica en una antigua casa de acogida en Tuam, en el condado de Glaway.

El primer ministro Irlandés, Enda Kennedy ha ordenado una investigación exhaustiva sobre el escándalo. Los niños abandonados y tutelados en hogares irlandeses de acogida en aquella década se cuentan por miles. De ellos más de 2.000 fueron utilizados como conejillos de Indias en vacunaciones forzadas y clandestinas. La depuración de responsabilidades concierne tanto a los científicos como a las instituciones católicas de beneficencia.

Los niños, recién nacidos muchos de ellos, procedían de familias muy humildes, cuyos padres no podían hacerse cargo de su manutención. En algunos casos fueron acogidos en internados católicos y, en otros, entregados en adopción en terceros países. La investigación se encamina a comprobar si las instituciones católicas eran una tapadera para encubrir experimentos con nuevos fármacos.

La investigación también afecta de lleno a la multinacional farmacéutica Burroughs Wellcome, ahora llamada GlaxoSmithKline. Los viejos historiales médicos que se han logrado conservar muestran que entre 1930 y 1936 en Irlanda 2.051 niños y bebés de los hogares de la beneficencia fueron vacunados contra la difteria por cuenta de Burroughs Wellcome.

Los registros también confirman que no es que no hubiera ninguna clase de consentimiento, sino que ni siquiera se preocuparon de solicitarlo. La estimación de los recien nacidos que fallecieron como consecuencia de los experimentos o de sus efectos secundarios tampoco se conoce exactamente, aunque al menos hay constancia de 800 bebés arrojados a una fosa séptica. Pero podría tratarse de la punta del iceberg. Por ello el primer ministro irlandés, Enda Kenny, ha exigido información sobre si aún hay más fosas comunes con enterramientos colectivos de niños o recién nacidos. Dichas fosas se buscan en terrenos anexos a monasterios, antiguos colegios e internados religiosos.

Las sospechas sobre un escándalo aún mucho más amplio proceden de que una revisión de los archivos públicos de las instituciones sanitarias comarcales y municipales, e incluso en el mismo Dublín, no ha detectado ningún caso de vacunación, ni de campaña controlada o autorizada por las organismos competentes de la Administración, y lo que resulta más sospechoso es que tampoco en la multinacional GlaxoSmithKline hay ninguna constancia de dichas vacunaciones infantiles, ni siquiera en sus dependencias centrales en Londres.

Sin embargo, los informes de los experimentos se publicaron en las revistas médicas de la época. Se llevaron a cabo en paralelo a los experimentos médicos de los nazis en los campos de concentración, que dieron lugar a que en Nuremberg se tuviera que redactar un Código Deontológico sobre la práctica de la medicina. Pero los experimentos médicos con seres humanos no fueron sólo responsabilidad de los nazis, ni se acabaron con la II Guerra Mundial. Así lo demuestra que en 1964 se tuviera que repetir una declaración similar en Helsinki.

La salud es un negocio capitalista como otro cualquiera. El empleo de cobayas humanas en experimentos médicos es, pues, una lacra del capitalismo típica de las multinacionales farmacéuticas, especialmente trágica en los países del Tercer Mundo. GlaxoSmithKline está involucrada en varios casos turbios con vacunas. En 2009 fue la causante -con la complicidad del gobierno británico- del desastre sanitario causado por las vacunaciones masivas con Pandermix contra la gripe H1N1, que provocaron narcolepsia, especialmente en los niños y adolescentes hasta los 19 años de edad, que fueron el 80 por ciento de los vacunados. La narcolepsia causada por el Pandermix es un trastorno del sueño que está resultando incurable y ha obligado al gobierno británico a indemnizar a los afectados por ella (2).

Al mismo tiempo resultó condenada por no haber alertado sobre el riesgo de suicidio asociado al consumo del antidepresivo Seroxat y también ocultó los datos negativos referentes a otro de sus fármacos, Avandia, que se utiliza en todo el mundo para tratar la diabetes. En setiembre de 2010 Europa y Estados Unidos recomendaron la suspensión de la venta de este fármaco.

(1) Thousands of children in Irish care homes at centre of ‘baby graves scandal’ were used in secret vaccine trials in the 1930s, http://www.dailymail.co.uk/news/article-2650475/More-mass-baby-graves-Ireland-Prime-Minister-Enda-Kenny-orders-investigation-memorial-800-dead-babies-planned.html
(2) Brain-Damaged UK Victims of Swine Flu Vaccine to Get £60 Million Compensation, International Business Times, 2 de marzo de 2014, http://www.ibtimes.co.uk/brain-damaged-uk-victims-swine-flu-vaccine-get-60-million-compensation-1438572

comentario

  1. Son los amos y pueden hacer lo que mejor les parezca, con la certeza de que no habrá para ellos cadena perpetua ni pena de muerte. Si se les pilla en crímenes de este tipo, lo peor que les puede suceder es que tengan que retirar de la chequera parte de lo embolsado: a efectos de COMPRAR sentencias ridículas contra sus graves delitos.

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