Las semillas de Estados Unidos van camino de Siria y las de Siria marchan hacia Estados Unidos

Después de diez años de guerra, Estados Unidos ha fracasado en su intento de derrocar al gobierno sirio y desde entonces su única aspiración es la desestabilización, uno de cuyos instrumentos es el saqueo. Es conocido el robo del petróleo, pero no lo es tanto el de las semillas, es decir, provocar al hambre cambiando la agricultura autóctona.

A través de la Usaid y las ONG, los imperialistas se están llevando las semillas de Siria y las quieren sustituir por semillas contaminadas procedentes de Estados Unidos. El plan ya está en marcha en la región de Hassakah, que el ejército de Estados Unidos controla a través de su sicarios kurdos, y lo justifican con el pretexto de una “ayuda humanitaria” para paliar el hambre.

El gobierno sirio ha denunciado a la ONU el robo de los silos de trigo y del petróleo por los ocupantes estadounidenses, que pretenden destruir los cultivos con unas semillas que contienen nematodos. Las semillas importadas pueden destruir las cosechas y se pueden expandir de un campo a otro.

A través de la agricultura, Estados Unidos manipula la alimentación de las poblaciones de Oriente Medio para hacerlas dependientes de las importaciones de trigo estadounidense. Ya lo hicieron en Egipto tras los acuerdos de Camp David y en 2007 Paul Bremer, enviado especial de Estados Unidos a Irak, aconsejó a los agricultores que no plantaran sus propias semillas porque el gobierno de Washington les proporcionaría semillas de mucha mejor calidad.

El 10 de noviembre la Usaid anunció públicamente: “Un socio de Usaid en el noreste de Siria sigue distribuyendo harina de trigo a las panaderías locales para proporcionar pan a las familias desplazadas, los refugiados y las comunidades que acogen a personas vulnerables. Después de una temporada de lluvias extremadamente escasas, esta ayuda es aún más crítica para mejorar la seguridad alimentaria”.

La embajada estadounidense también anunció la entrega de semillas de trigo: “Las semillas de trigo ya están cargadas y de camino al noreste de Siria. La Usaid está ofreciendo casi 3.000 toneladas de semillas de trigo de alta calidad a los agricultores del noreste de Siria al comienzo de la temporada de siembra del trigo. El trigo se considera la columna vertebral del sector agrario de Siria. Estas semillas permitirán a cientos de agricultores producir cerca de 32.000 toneladas de trigo el próximo año, garantizando que los sirios dispongan de harina, pan y otros productos de trigo para alimentar a sus familias y evitar nuevas crisis económicas” (1).

El 18 de noviembre, la corresponsal de Al-Mayadin en Damasco, Dima Nassif, añadió que la oferta de semillas de trigo de la Usaid forma parte de la guerra de Estados Unidos, que estaba tratando de matar de hambre a la población siria.

El 23 de noviembre la agencia oficial de noticias siria, Sana, confirmó de que las pruebas realizadas por los laboratorios del Ministerio de Agricultura habían demostrado que las semillas entregadas por la Usaid a los agricultores sirios estaban contaminadas por un nematodo perjudicial para las cosechas (2).

Las semillas parecían tener un origen turco porque los sacos llevaban un sello de la ciudad turca de Adana. Pero son de origen estadounidense y también llevan la inscripción “Regalo del pueblo estadounidense”.

Tres días después el prefecto de la región de Hassakah, el general Ghassan Al-Jalil, declaró a la cadena de televisión siria Al-Ajbariya que las semillas no eran de origen turco sino estadounidense: “Las semillas habían entrado en la región de Hassakah a través de la frontera turca. Recibimos y analizamos inmediatamente muestras de este envío. Los resultados mostraron una contaminación de alrededor del 0,3 por ciento con un parásito de la familia de los nematodos, una enfermedad que mata el suelo después de una o dos cosechas. Por lo tanto, estas semillas no deben ser sembradas por tres razones: 1) por la asociación frecuente con otro parásito causante de la podredumbre de la espiga; 2) por la reducción de la germinación en más del 80 por ciento; 3) por la presencia de más del 3 por ciento de semillas en mal estado” (3).

Pero si las semilas de Estados Unidos van camino de Siria, las de Siria marchan hacia Estados Unidos.

El banco de semillas del centro Icarda, en Alepo, fue robado y trasladado de contrabando al archipiélago ártico de Svalbard en Noruega, mientras que su centro de investigación se trasladó a Líbano y Marruecos, después de que el edificio fuera atacado por mercenarios a sueldo del ejército estadounidense.

En 2018 la Yale School of The Environment publicó un estudio de Mark Schapiro titulado “Cómo las semillas de una Siria devastada por la guerra podrían ayudar a salvar el trigo americano” (4). Es un análisis en el que los vínculos de la ciencia con el imperialismo aparecen a las claras. Después de apoyar la agresión y la ocupación militar de Siria, el autor asegura que las semillas robadas a Siria serían un buen remedio para combatir las enfermedades de los cultivos de Estados Unidos.

Las semillas sirias “podrían llegar pronto en los alimentos consumidos por los estadounidenses”, escribe Shapiro.

Estados Unidos introduce en Siria sus propias semillas para atacar un pilar estratégico de la independencia y la estabilidad de Siria. El parlamentario Jaled Abboud ha recordado que desde los años sesenta Siria ha tomado el control de la producción de trigo, subvencionando a los agricultores, invirtiendo en regadíos, construyendo instalaciones de almacenamiento, garantizando la compra de las cosechas, etc. para lograr la autosuficiencia en trigo, con la idea estratégica de garantizar la alimentación de la población, la independencia y la estabilidad social y política del país.

(1) https://www.youtube.com/watch?v=FHqvAZr3jso
(2) http://www.sana.sy/fr/?p=245672
(3) https://www.youtube.com/watch?v=ppzK0y1LreA
(4) https://e360.yale.edu/features/how-seeds-from-war-torn-syria-could-help-save-american-wheat

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