Las pruebas para detectar el coronavirus fallan más que una escopeta de feria

Algún lector se sorprendió cuando en una entrada defendimos que los virus no “saltan” de los animales a los seres humanos, y a la inversa, como tampoco “saltan” de unos animales a otros, por una razón muy sencilla: porque son específicos, lo cual es un principio muy conocido de la biología.

Sin embargo, los laboratorios suelen esforzarse en lo contrario: manipular los virus para que ese fenómeno, llamado zoonosis, sea posible.

También en la “pandemia” de Sida dijeron que el virus había surgido en África porque los negros comen carne de mono, lo mismo que los chinos comen murciélagos, lo que a los occidentales nos parce repulsivo. No hace mucho que el periódico La Vanguardia volvía sobre tamaña imbecilidad (apoyada por ciertos expertos).

La insistencia de los laboratorios por tratar de explicar el milagro tiene su origen en la absurda doctrina del contagio: si hay un foco infeccioso y un paciente cero a partir de cual se origina todo como en la Biblia, desde Adán y Eva, ¿quién contagia al primer contagiador? No cabe otra que buscar a un animal, un chivo expiatorio.

Algunos científicos han practicado “tests” a gatos, perros y tigres que han dado positivo, de donde deducen que los virus son comunes y compartidos y, en consecuencia, la zoonosis es posible. Lo que no se les ocurre pensar es que esos tests son una chapuza mayúscula.

Ya hemos explicado en otra entrada que, en épocas anteriores, se produjeron grandes matanzas de perros y gatos porque creían que eran el origen de las epidemias. Las histerias siempre han sido muy malas consejeras y ahora estamos viviendo una de ellas en vivo y en directo.

Ayer en una entrada también afirmamos que los coronavirus no son uniformes sino un gran número de variedades, añadiendo ahora que algunas de ellas se pueden encontrar en otros animales. Como bien saben los veterinarios, los gatos tienen sus propios coronavirus, que son específicos suyos y no dan saltos ni piruetas para acabar en los seres humanos.

En consecuencia, los tests de coronavirus no sirven para nada, algo que ya ha advertido el doctor Wolfgang Wodarg en un divertido artículo titulado “¡El gato está fuera del saco!” (1). Por lo tanto, si las cebras del zoológico de Nueva York dan positivo a un tests de coronavirus, el problema no son las cebras sino los tests y quienes hacen caso de ellos: los expertos y sus altavoces en la televisión.

Los tests no detectan nada, tanto los que compraron al principio y tuvieron que devolver, como los actuales. No es algo que sólo haya ocurrido en España, sino también en otros países, como Chequia o Turquía. Convierten en positivo a quien no tiene el virus y en negativo a quien lo tiene. Forman parte de la escenografía de la histeria, como la gente portando ridículas mascarillas por la calle, guantes de goma, las saetas desde el balcón, la ley marcial, el toque de queda, el apartheid social…

Así lo aseguró el 26 de marzo un artículo publicado en el Journal of Medical Virology: los tests no sirven ni siquiera para los enfermos que tienen algún síntoma (2), de manera que algunos científicos piensan que no hay manera de diferenciar esos síntomas de los de una gripe común y otros hablan de un brote de tests y no de ningún virus porque, en efecto, de no ser por la angustia de millones personas, esto sería ya para tomárselo a cachondeo.

Durante semanas, para crear la histeria, para aparentar que había una propagación del virus y que el número de “contagios” aumentaba, se han practicado cada vez más pruebas, lo que ha generado cada vez más “positivos”. Pero las pruebas se han ido practicando sobre la marcha, es decir, lo que se ha propagado no es el virus sino las pruebas.

Un informe del Instituto Robert Koch muestra que la llamada “tasa positiva”, es decir, el número de pruebas que dan positivo por número total de pruebas, permanece prácticamente constante (3), en torno al 10 por ciento a finales de marzo. Es un valor bastante típico que en otros países puede llegar al 20 por ciento, demostrando en cualquier caso que no hay tal propagación exponencial.

Supongamos que los tests de coronavirus fueran fiables. En cualquier caso es seguro que antes de la pandemia ningún lector se lo hizo. Si se lo hace ahora y le da positivo, ¿cómo puede saber si se ha infectado?, ¿cómo puede saber que no lo tenía antes? Lo mismo cabe decir de un país entero que hasta ahora jamás practicó un test para detectar este tipo de virus.

Una de las pruebas que los científicos consideran “más fiables” para detectar el coronavirus es la PCR, a pesar de que su inventor, Kary Mullis, dijo múltiples veces que no servía para ello, lo que le valió el desprecio y los insultos de los energúmenos.

La PCR no es la única prueba que se utiliza para detectar virus. Hay otras y cada una de ellas arroja resultados diferentes. El “contagio” no depende del virus sino del tipo de prueba que se practique. Por ejemplo, se han comparado los resultados de la PCR con CT (tomografías computerizadas) practicadas a enfermos sintomáticos (4) que la PCR no detecta como positivos al coronavirus.

A los falsos negativos hay que sumar los falsos positivos. El 5 de marzo otro artículo científico chino demostró que pueden alcanzar hasta el 80 por ciento, por lo que mataron al mensajero: en plena pandemia el artículo fue censurado por razones obvias, aunque se puede recuperar en un archivo antiguo (5).

(1) https://www.wodarg.com/
(2) https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/32219885
(3) https://multipolar-magazin.de/artikel/coronavirus-regierung-ignoriert-daten
(4) https://pubs.rsna.org/doi/full/10.1148/radiol.2020200642
(5) https://web.archive.org/web/20200315014616/https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/32133832

Más información:
– Para paliar los errores de los tests, Estados Unidos quiere duplicar las pruebas de detección
– La OMS reconoce, por fín, que los tests dan falsos negativos y también falsos positivos

– ‘Es terrible’: más científicos confirman que las pruebas de coronavirus no son nada fiables 
 – El fraude del virus del Zika 
– Durante décadas el coronavirus se ha propagado entre los seres humanos y nadie cayó enfermo nunca

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Descubre más desde mpr21

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo