Las exportaciones de capital chino a los países asiáticos

Esta semana el New York Times (*) daba otra muestra de la manera en que los portavoces del imperialismo exponen determinados asuntos, sobre todo si conciernen a determinados países, como China.

El gobierno chino concedió un préstamo al de Sri Lanka para la construcción de un puerto estratégico en Hambantota, en pleno Océano Índico. El puerto se abrió a finales de 2010, el país asiático no pudo devolver el préstamo en efectivo y, a cambio, China se ha quedado con la gestión del puerto durante 99 años.

El periódico dice que su construcción era un mal negocio, cuyo fracaso estaba previsto de antemano. Por las costas de Sri Lanka circulan decenas de miles de navíos, de los que sólo 34 arribaron a Hambantota en 2012, lo cual es un fracaso comercial, dice el New York Times.

Es falso.

Un puerto necesita años para afianzarse y el de Hambantota se ha especializado en el transporte de automóviles. En los nueve primeros meses de 2014 superó la barrera de los 100.000 automóviles descargados, un aumento del 300 por cien respecto al año anterior. El número de escalas se duplicó, alcanzado las 161.

El supuesto fracaso del puerto le sirve al New York Times para asegurar que las “ruinosas” exportaciones chinas de capital son un medio para ganar influencia en el país, es decir, que China hace lo mismo que cualquier otra gran potencia mundial.

La argumentación del New York Times se apoya sobre fuentes indias y al país vecino no le gusta nada que los chinos metan las narices en los alrededores. Como la política de Delhi respecto a ellos consiste en dejarlos tal y como están, para evitar la competencia, los que quieren hacer algo, como Sri Lanka, miran hacia Pekín.

Haciendo de intermediario de las posiciones del gobierno de India, el New York Times asegura que, según datos oficiales, el año pasado Sri Lanka debía 3.000 millones de dólares a China, aunque las cifras reales eran mucho mayores, del orden de los 5.000 millones.

La deuda total de Sri Lanka con el exterior es de 52.000 millones de dólares, lo que significa que la parte china es de un 10 por ciento, un porcentaje poco relevante del total.

Sigamos con las comparaciones: la deuda de Sri Lanka con el exterior es un 77 por ciento del PIB, o sea, bastante por debajo de la deuda española (100 por ciento), por lo que no parece una cifra tan excesiva como el New York Times quiere hacer creer.

Por lo demás, China invierte en infraestructuras que no sólo quedan a disposición del país, sino que son un factor fundamental de su desarrollo económico: centrales eléctricas, puertos, aeropuertos, carreteras, ferrocarriles…

Cabe añadir que, a diferencia del FMI, a cambio de sus préstamos China no impone ninguna exigencia de política económica, ni recortes en prestaciones sociales, ni políticas fiscales.

“Cree el ladrón que todos son de su condición…”

(*) https://www.nytimes.com/2018/06/25/world/asia/china-sri-lanka-port.html

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