Las cocinas de gas no son perjudiciales para la salud

Desde hace una semana en el mundo entero los noticiarios de los medios de comunicación se han lanzado a difundir el bulo de que las cocinas de gas provocan asma. Actualmente, en España casi 8 millones de viviendas y locales tienen suministro de gas. Durante la última década, la demanda de gas natural en España ha aumentado a un ritmo del 3,4 por cien.

Para alarmar la tonteoría transforma uno de los principios seudoecologistas en un problema de salud. El gas natural ya no es políticamente correcto, tanto por razones climáticas como por su origen: concede a Rusia un peso internacional que no debe tener. Es una fuente de energía a extinguir y, como en la pandemia, para ello lo mejor es infundir miedo de manera masiva.

Como todas las campañas seudocientíficas, su origen está en Estados Unidos, en el gobierno y en un instituto público que busca un pretexto para prohibir las cocinas de gas: la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo.

En diciembre la revista International Journal of Environmental Research and Public Health publicó el estudio sobre los perjuicios para la salud de las cocinas de gas (1). La revista está financiada con fondos privados y el estudio sobre las cocinas de gas también. No son investigaciones que, de manera espontánea, descubren algo nuevo, sino dirigidas y financiadas ad hoc.

El estudio lo financió IGR, un centro investigador “sin ánimo de lucro” que aboga por transformar los sistemas energéticos mundiales a través de la economía real.

Los dos autores principales del estudio, Talor Gruenwald y Brady Seals, forman parte de un grupo seudoecologista llamado “edificios sin carbono”.

En otras palabras, el estudio está escrito por encargo y “demuestra” lo que andaba buscando de antemano, sin necesidad de usar ninguna cocina de gas en el estudio.

La bibliografía anterior, incluido un estudio de datos de más de 500.000 niños de 47 países, no encontró pruebas de la asociación entre el uso del gas como combustible para cocinar y los síntomas de asma en los niños (2).

Estamos en vísperas de una nueva ola de histeria travestida con los ropajes de la ciencia. Las presiones para prohibir las cocinas de gas no tienen que ver con la salud, sino con la seudoecología. Es otro intento más de que la población mundial se sume a la quijotesca batalla contra las emisiones de carbono.

Las presiones tienen por objeto eliminar las fuentes de energía que emitan CO2 para 2030. Pero si los motivos de salud no lo logran, aún tienen otros recursos: un impuesto sobre el carbono para los fabricantes, lo que a su vez provocará un aumento de los precios para los consumidores. Es posible que muchos empiecen ya a cambiar sus cocinas de gas por otras de vitrocerámica.

(1) https://doi.org/10.3390/ijerph20010075
(2) https://doi.org/10.1016/s2213-2600(13)70073-0

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