La verdadera historia del gran palacio que el zar Putin tiene a orillas del Mar Negro

Para conseguir apoyo financiero, en 2010 un pequeño empresario ruso, Serguei Kolesnikov, que había abandonado Rusia para instalarse en Estonia, se inventó una historia que un periodista de la CIA, David Ignatius, recuperó para el Washington Post:

«En las fotos satelitales se puede ver este extenso palacio de estilo italiano en la costa del Mar Negro. Hay un centro de ‘fitness’, un discreto salón de té, un anfiteatro para conciertos y una zona de aterrizaje para tres helicópteros. Todavía está en construcción, pero se calcula que costará más de mil millones de dólares.

“Lo más sorprendente es que, según denuncia un ruso llamado Serguei Kolesnikov, se pagó principalmente con dinero donado por empresarios rusos para uso del Primer Ministro Vladimir Putin. Los fondos procedían principalmente de una combinación de corrupción, sobornos y robos”, dijo Kolesnikov, un empresario que, hasta noviembre de 2009, trabajaba para una de las empresas que, según él, invertía dinero para Putin.

En 2012 la BBC reelaboró la historia y la convirtió en un reportaje de nueve minutos (2) titulado “¿El palacio de Putin? Una misteriosa mansión digna de un zar en el Mar Negro”:

“En una espesa y boscosa ladera con vistas a la costa rusa del Mar Negro, un extraordinario edificio fue tomando forma. Se dice que es un palacio construido para el uso personal de Vladimir Putin, con un uso masivo e ilegal de fondos públicos.

“Se dice que en un principio se diseñó como una modesta casa de vacaciones con piscina, pero ahora tiene una magnífica fachada con columnas que recuerda a los palacios campestres de los zares rusos construidos en el siglo XVIII.

“Las enormes puertas de hierro forjado que dan al patio están coronadas por un águila imperial dorada. En el exterior hay jardines formales, un teatro privado, una pista de aterrizaje para tres helicópteros y alojamiento para guardias de seguridad”.

A finales del año pasado la historia del palacio de Putin se recicló por tercera vez para promocionar a Navalny, campeón ruso de la lucha contra la corrupción, del que ya hemos hablado tantas veces aquí que nos habíamos jurado no volver a hacerlo. Los de Sin Permiso (3), siempre atentos a defender al imperialismo a la mínima oportunidad, nos traen de nuevo a este personaje esperpéntico que reclama a gritos un serie de Netflix.

Por puro aburrimiento dejamos nuestro relato cuando Navalny se encontraba en la Selva Negra, en Alemania, recuperándose del envenenamiento. Los imperialistas necesitaban otro montaje para mantener la farsa y se les ocurrió grabar un vídeo sobre el palacio de Putin. Se lo encargaron a una pareja de productores alemanes que habían abierto un estudio de televisión. El diario alemán Badische Zeitung (4) lo contó así:

“A principios de diciembre, llegó un pedido por correo electrónico, de una productora estadounidense de Los Ángeles. Se trataba de un documental. Buscaba lugares, personas y equipos adecuados en el sur de Alemania. Los productores alemanes no conocían la empresa, aunque tenían buenos contactos en Los Ángeles, pero la solicitud causó una impresión muy profesional”.

Alquilaron un estudio por algo menos de una semana para fabricar el decorado del palacio para la campaña de Navalny, pero los cineastas disfrutaron tanto del lugar, su ambiente y sus posibilidades cinematográficas que el rodaje duró dos semanas en total y parte de un equipo internacional de 20 personas viajó a Berlín, donde se planeó un último rodaje antes de que el 17 de enero Navalny volara a Rusia, donde fue inmediatamente detenido por violar su libertad condicional, en un caso en el que fue condenado por poner el dinero de la empresa en sus bolsillos particulares.

El 19 de enero FBK, el movimiento ruso “contra la corrupción”, colgó en internet (5) un vídeo de dos horas en el que Navalny repite la historia del palacio del Mar Negro. No obstante, ninguno de los numerosos documentos que aporta demuestran que Putin esté implicado de alguna manera en el proyecto.

En efecto, hay un palacio en el Mar Negro, pero a fcha de hoy es un esqueleto de hormigón y su destino no está claro. Los planos que Navalny muestra en el vídeo sugieren que se trata de un hotel de lujo para huéspedes muy exclusivos. El plano de la segunda planta muestra once habitaciones, cuatro de las cuales son suites exclusivas.

El vídeo también muestra fotos generadas por ordenador de lo que parece ser su lujoso interior. También afirma que los viñedos exclusivos forman parte del gran palacio.

Navalny se refiere a una de las habitaciones de los planos como “la habitación donde se quitan el barro”. La palabra “mudroom” (recepción) no existe en ruso. Es una expresión inglesa, poco utilizada, para designar la entrada de una vivienda, lo que sugiere que el guión que estaba leyendo se escribió originalmente en inglés y luego se tradujo al ruso de mala manera.

Muchos medios de comunicación occidentales han reproducido las descripciones de Navalny. El Times escribió:

“En lo que respecta al interior del palacio, el FBK ha elaborado vídeos basados en descripciones y fotos de los trabajadores de la residencia. A partir de unos planos arquitectónicos en los que figuraban marcas de muebles italianos, preguntaron al fabricante por el aspecto y el coste de los productos. ‘Cada sofá costaba el precio de un pequeño apartamento en los suburbios de Moscú, y si se cogían todos los muebles de la sala de lectura, se podía comprar un apartamento decente en Londres’, dijo Maria Pevchikh, jefa del departamento de investigación de FBK.

“No está claro con qué frecuencia visita Putin esta residencia. Según el FBK, todo el personal, excepto el más esencial, es rechazado cuando lo visitan. Varias fuentes dijeron a FBK que Putin lleva a invitados ‘elegidos a dedo’, incluidos dirigentes mundiales, al palacio para ‘divertirse de verdad’ después de las reuniones en su residencia oficial de Sochi, lo que confirmó el sitio de noticias independiente Proekt, según Pevchikh” (6).

Julie Cassiday se inventa la siguiente historia en el Moscow Times:

“La meticulosa reconstrucción de Navalny del interior del palacio de Putin muestra todo el alcance de la afición del presidente ruso por el costoso ‘kitsch’. Además de una acuadiscoteca de curioso nombre, la planta baja alberga un salón de cócteles, un cine, una zona de spa, cuatro bañeras de hidromasaje independientes y una piscina de dos pisos.

“En la primera planta se encuentra el gimnasio personal de Putin, la sala de juegos, el casino, el minicine y el bar ‘hookah’ (hábilmente equipado para el baile en barra, si se desea) (*), y en la última planta hay una serie de opulentas habitaciones.

“Según ‘Un palacio para Putin’, el presidente ruso abusó de su poder no sólo robando la riqueza de su país, sino también dilapidándola en muebles y objetos tan llamativos y caros que hacen que Liberace parezca el rey del buen gusto” (7).

El periodista ruso Maksim Iksanov visitó el palacio y habló con los que trabajan allí. Grabó otro vídeo en el que el palacio sigue siendo una cáscara de hormigón vacío, con decenas de trabajadores ocupados en perforar muros y montar instalaciones básicas (8).

“No está claro con qué frecuencia visita Putin el sitio. O qué fuente dijo a FBK que Putin lleva a invitados ‘elegidos a dedo’, incluidos dirigentes mundiales”, a admirar unos muros de hormigón, o por qué un no fumador como Putin quiere disponer de un bar “hookah” (*), dice Iksanov.

En sus rodajes la CIA debería prestar más atención a los detalles. El águila imperial dorada que aparece en la parte superior del informe de la BBC de 2012 no existe; se creó digitalmente en la factoría de la BBC. Además, es el águila del escudo montenegrino, no el ruso.

Aparte de este evidente absurdo, hay que preguntarse por qué Putin tarda tanto en construir un palacio. Kolesnikov dijo que el proyecto había comenzado en 2005. Sochi se preparó para los Juegos Olímpicos en sólo seis años. Los puentes hacia Crimea se construyeron a los cinco años de su liberación y el Palacio de Constantino en San Petersburgo, que Putin había ordenado reconstruir en 2001, se reabrió en 2003. Es la residencia oficial de verano del Presidente ruso, pero también está abierta al público. Cuando Putin ordena construir un edifico, se levanta en el plazo previsto y no tarda dieciséis años para quedar en una cáscara de hormigón vacía.

No obstante causan sorpresa reportajes, como el de la cadena pública alemana, Deutsche Welle, en el que un “ecologista” relata que ha visitado varias veces el fastuoso palacio por dentro, donde vio “una pista de hielo subterránea” (9).

Una vez más, Estados Unidos lo ha intentado y ha llegado tan lejos como sus altavoces mediáticos. Por ejemplo, El Periódico titula: “El palacio de Putin: megalomanía imperial” (10).

El palacio descrito por Navalny es un proyecto hotelero que ha tenido dificultades financieras. Ha cambiado de propietario varias veces y su construcción se ha interrumpido durante años. El magnate ruso de la construcción Arkady Rotenberg afirma ser su actual propietario y tiene la intención de utilizar el edificio como hotel de apartamentos una vez que esté terminado. Lo adquirió hace unos años, apostando por su magnífica ubicación costera cerca de la ciudad turística de Gelendzhik.

Como Rotenberg es un buen amigo de Putin -se conocen desde su juventud-, la CIA y Navalny afirmarán, por supuesto, que es un testaferro y que el verdadero dueño del palacio es el zar Putin… Etcétera… Etcétera… Etcétera… Etcétera… El culebrón Navalny irá tan lejos como la imaginación de sus patrocinadores de la CIA, o la BBC, o el Washington Post.

(1) https://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2010/12/22/AR2010122203770.html
(2) https://www.bbc.com/news/magazine-17730959
(3) ttps://www.sinpermiso.info/textos/rusia-el-regreso-de-Navalny-y-la-estrategia-de-la-izquierda
(4) https://bnn.de/nachrichten/nawalny-produzierte-putin-film-im-schwarzwald
(5) https://www.youtube.com/watch?v=ipAnwilMncI
(6) https://www.msn.com/en-us/news/world/the-inside-story-of-how-alexey-navalny-uncovered-putins-2413-billion-palace/ar-BB1ddtjm
(7) https://www.themoscowtimes.com/2021/01/26/the-kitsch-of-corruption-a72731
(8) https://www.youtube.com/watch?v=vBcWdHe8j_g
(9) https://www.dw.com/es/activista-ruso-he-visto-el-palacio-de-putin-desde-dentro/a-56306272
(10) https://www.elperiodico.com/es/cuaderno/20210130/putin-mar-negro-palacio-lujo-excesos-kitsch-11483182

(*) En los países anglosajones llaman bares “hookah” a aquellos en los que los clientes fuman en cachimbas o pipas de agua, un sitio al que Putin no iría nunca porque es un no fumador empedernido. La intoxicación de la CIA sugiere que se trata de un burdel para fiestas sexuales.

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