La proliferación de gorilas en la reservas naturales de los Grandes Lagos

Desde 2018 los gorilas son una de esas especies catalogadas “en vías de extinción”. En la década de los ochenta del pasado siglo, el macizo de Virunga, en Ruanda, albergaba 250 ejemplares. Desde entonces, su número se ha cuadruplicado, y eso sí es un serio problema ecológico que no aparece en los catálogos. En el Parque Nacional de los Volcanes, uno de esos “santuarios” de la naturaleza silvestre, los grandes simios viven hacinados.

Ruanda comparte el macizo de Virunga con Uganda y la República Democrática del Congo. Situada en el corazón de la densamente poblada región de los Grandes Lagos, esta cadena de ocho grandes volcanes es también, junto con el bosque de Bwindi en Uganda, el único hábitat del mundo para los gorilas de montaña, cuya población de no deja de aumentar.

Un censo de 2010 contabilizó 880 gorilas de montaña, pero poco después, en 2015, la cifra subió bastante: había 1.063 en total. Como tantas otras “resurrecciones” de especies en vías de extinción, las consecuencias de cuidar a los animales más que a las personas son contraproducentes. Los gorilas se han acostumbrado a convivir con los humanos y entran en sus viviendas.

En todo el mundo los parques naturales son como zoológicos sin rejas. El hacinamiento hace que los gorilas salgan del parque y busquen comida fuera. Pasan más tiempo fuera del recinto y tienden a alejarse de los límites.

El número de “infanticidios” de gorilas se ha quintuplicado. Las familias matan a sus propios hijos para mitigar la superpoblación y las interacciones entre ellas aumentan drásticamente, ocasionando peleas, en las que los recién nacidos salen muy mal parados.

Ruanda ha decidido ampliar la superficie del parque natural en un 23 por cien en los próximos diez años. El proyecto, cuyo inicio está previsto para este año, requerirá la restauración del bosque y la reubicación de 4.000 familias de campesinos.

Desplazan a los seres humanos para ampliar el hábitat de los gorilas, que son una gran fuente de divisas gracias al turismo. El gobierno de Kigali quiere indemnizar a los campesinos que pierdan sus tierras, pero también construir “aldeas modelo”, una especie de ciudades de nueva planta.

Los gorilas “no son un problema”, dice un campesino de los alrededores que cultiva su campo de patatas. Pero “este lugar es muy fértil, me ha permitido alimentar a mi familia”, añade. “Donde quieren reubicarnos, el suelo no es tan fértil. Así que el dinero que nos den tiene que ser significativo para nuestro sustento”.

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