La OMS acumula figuras de una pieza: expertos, políticos, médicos y catedráticos

La antigua ministra francesa de Sanidad, Agnès Buzyn, se une al gabinete del Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, según confesó ayer en una entrevista la propia interesada (*).

No cansaríamos la atención del lector por enésima vez de no ser porque Buzyn es un arquetipo de eso que califican como “experto” en el mundo posmoderno.

A Buzyn, hija de un superviviente de Auschwitz, su puesto actual como concejal en un distrito municipal de París le sabía a poco. Había llegado muy alto para caer tan bajo, aunque en realidad es de esos políticos y funcionarios que jamás ocupan su puesto. Acumulan nombramientos como quien acumula títulos nobiliarios.

El caso de Buzyn es algo parecido al de Illa. Al comienzo de la pandemia dimitió como ministra de Sanidad para encabezar una lista a la alcaldía de París, que no ganó. Se quedó en la estacada y con un cargo muy menor. Ni siquiera de la mano de Macron consiguió alcanzar el cargo.

Tras perder las elecciones se soltó la lengua. Dijo que las elecciones municipales habían sido una mascarada y reconoció que había mentido a los votantes: su prioridad nunca fue la alcaldía de París.

Habría que contrastar toda esa verborrea con lo que hubiera dicho de haber obtenido la alcaldía. Quizá sólo fuera un ejemplo de la fábula de “La zorra y las uvas” de Esopo.

Cuando un político, como Buzyn, es además un bocazas, las primera planas están aseguradas. A toro pasado, dijo que ella ya sabía que la pandemia que se nos venía encima, es decir, que cuando los políticos se ven comprometidos hablan de un virus “inesperado”, una sorpresa, y cuando van de listillos se agarran al socorrido “ya os lo dije”.

También es hematóloga y profesora de Medicina, o sea, uno de esos “expertos” en el punto de mira permanente de los focos y los micrófonos. Como Jano, un lado del rostro mira a la política y el otro a la sanidad. Todo en una misma pieza.

Es el personaje ideal para llevar a los despachos que la OMS tiene en Ginebra. Su tarea consistirá en representar a la institución internacional “ante el G7, la ONU y la Fundación Bill Gates”. Estamos citando literalmente: la OMS pone a Bill Gates en el mismo plano que la ONU y el G7 (por algo será).

Allá donde vaya, lo que Buzyn hace es política, tanto si se trata del Ministerio de Sanidad, como del Ayuntamiento, como de la Universidad, como la de la OMS. Lo que ocurre es que a diferencia de otros políticos, cuando interesa aparece ante los medios como médico, o como experto, o como catedrático.

Pero no se despisten. Buzyn no descarta “volver” a la política en sentido estricto: “Dejé un muy buen trabajo para entrar en la política, pero no para detenerme pronto”, dijo a finales de junio. Lo mismo está pensando ahora, camino de Ginebra.

(*) https://www.lopinion.fr/edition/politique/docteur-agnes-madame-buzyn-affres-l-annee-2020-232789

comentario

  1. Gracias, amigas y amigos de esta página, por recurrir a la cultura grecolatina, que alcanza la plenitud de la didáctica y la ética humanas.Imprescindible en la Educación íntegra de las personas.

    Un saludo afectuoso.

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