La Guerra de Ucrania puede desestabilizar a los vecinos en Moldavia y Transnistria

Los comentaristas especulan con que Transnistria (Nistru en rumano) podría ser atacada por cualquiera de los bandos de la Guerra de Ucrania. Sería como atacar a Moldavia, de la que forma parte legalmente. Ningún Estado ha reconocido la secesión de esta provincia, ni siquiera Rusia.

Hay unos 1.500 soldados rusos en Transnistria. Llevan allí desde la época de la URSS y formaban parte del 14 ejército, el del difunto general Lebed. Se mantuvieron en 1992 en la zona tras un acuerdo entre Rusia, el gobierno moldavo y las fuerzas locales.

El estatuto de esas tropas ha cambió desde entonces a Fuerzas de Mantenimiento de la Paz. El relevo de los soldados rusos y su suministro de armas y municiones se realiza por el territorio moldavo a través del aeropuerto de la capital moldava, Chisinau.

Las tropas rusas son una fuerza de interposición entre el gobierno central y las fuerzas locales. Pero desde el punto de vista no podrían defender el territorio del ataque de un tercero. Naturalmente que hablar ahora de legalidad en esa zona de Europa es un absurdo…

Para el gobierno ucraniano, el interés de una operación en Transnistria sería doble. Por un lado, intentar apoderarse de los grandes depósitos de armas de origen soviético que hay en la región. Por el otro, sería una forma de empujar a la OTAN a intervenir directamente para contrarrestar una reacción rusa a gran escala. Las 1.500 tropas rusas se defenderían sin duda si fueran atacadas, pero no son lo suficientemente numerosas como para enfrentarse solas a una ofensiva seria.

Eso abriría un nuevo frente entre la OTAN y Rusia, que es de lo que se trata. La OTAN está a la vuelta de la esquina, en Rumanía, bajo mando francés. Quizás también estén en Moldavia, cuya nueva presidenta, Maia Sandu, que aparece en la foto de portada, es una marioneta de Estados Unidos que nadie ha intentado disimular: se formó en Harvard y luego se incorporó al Banco Mundial.

Pero si la extensión de la guerra a Transnistria es un conjetura, la desestabilización no lo es.

Al desaparecer la URSS, los algunos antiguos países socialistas de población mixta, como Yugoslavia, reventaron no por rivalidades internas sino porque los imperialistas atizaron el fuego desde fuera. La desestabilización de Ucrania forma parte de ese movimiento que cuestiona la coexistencia de poblaciones a las que no han permitido un futuro en común.

Moldavia es otro Estado construido sobre cimientos artificiales. No cabe duda de que es un Estado, pero es discutible que sea una nación homogénea y diferenciable de Rumanía, de la que una vez formó parte. La actual Moldavia representa sólo un tercio de la Moldavia histórica; los otros dos tercios están en Rumanía. Esta cuestión está en el centro del problema de la identidad moldava, que se complica aún más por la existencia de una minoría rusoparlante, no sólo en Transnistria, sino sobre todo en Chisinau, y una minoría homogénea gagauz (turcoparlante pero cristiana) en un territorio autónomo.

Transnistria tampoco es homogénea. Su población se divide en tres tercios desiguales. Un tercio habla rumano, como la inmensa mayoría de los demás ciudadanos de Moldavia, un tercio habla ruso y un tercio ruso-ucraniano.

El territorio también es complicado. Hay algunos pueblos más allá del Dniéster que no están bajo el control de los separatistas, sino del gobierno central y está la pequeña ciudad rumanohablante de Tighina, en Cisnistria, ocupada por las milicias de Transdniéster.

Moldavia se encuentra además en una crisis política e institucional recurrente, y debilitado por una tensa situación social. Según su Constitución, es un Estado neutral. Pero su actual presidenta, ha roto esa neutralidad al acercarse a Estados Unidos y a la OTAN.

Para Moldavia, romper con la neutralidad es sin duda la mejor manera de verse implicada en la Guerra de Ucrania y tener el mismo destino que Kiev: una derrota segura. Por lo tanto, no es desdeñable el riesgo de que este país también estalle en algún momento. Con o sin guerra en ucrania. Lo único seguro es que, como ya hemos dicho en ocasiones anteriores, la victoria rusa en la Guerra de Ucrania no va a traer la paz a Europa.

Actualización a 1 de marzo:

Ayer los manifestantes contra la Guerra de Ucrania intentaron asaltar la sede del gobierno en la capital para exigir la dimisión de Maia Sandu. Los vuelos se han cancelado.

Miles de manifestantes volvieron a tomar las calles de la capital de Moldavia, Chisinau, para exigir que el nuevo gobierno de Sandu subvencione las facturas de la energía durante el invierno y que “no meta al país en una guerra”.

Los manifestantes ondeaban banderas moldavas y tocaban el claxon, y muchos pedían la dimisión de la Presidenta. “¡Abajo Maia Sandu!”, coreaban, “¡Abajo la dictadura!”.

Decenas de autocares trasladaron en autobús a manifestantes de todo el país, provocando atascos en las catrreteras, mientras cientos de policías desplegados para reforzar la seguridad controlaban los vehículos que entraban en la capital.

Ilan ShorLa protesta de fue organizada por el grupo Movimiento por el Pueblo y contó con el apoyo de miembros del partido dirigido por Ilan Shor, que tiene seis escaños en la asamblea legislativa de un total de 101.

El gobierno moldavo acusa a Shor, que vive exiliado, de ser “el hombre del Kremlin en Moldavia” y de desestabilizar al país. También figura en la lista negra de sanciones del Departamento de Estado.

Por su parte, Shor acusó a la policía de intentar frustrar una manifestación pacífica. “Luchar contra el propio pueblo es el último refugio de los tiranos y el principio de su caída”, declaró el martes en un comunicado.

Es la segunda concentración de protesta celebrada en Chisinau en dos semanas y se produce en medio de la creciente preocupación por la desestabilización del país. El 13 de febrero Sandu denunció un supuesto complot de Moscú para derrocar al gobierno, poner el país “a disposición de Rusia” y desviarlo de su objetivo de ingresar en la Unión Europea.

Para llevar a cabo el plan, dijo, los culpables “contarían con varias fuerzas internas, pero especialmente con grupos criminales como la formación de Shor y todos sus derivados”.

El pasado otoño el partido de Shor también inició una serie de protestas que sacudieron Moldavia -candidata a la adhesión a la Unión Europea desde el pasado junio- mientras luchaba por gestionar una aguda crisis energética provocada por las sanciones contra Rusia.

El gobierno de Moldavia ha pedido al Tribunal Constitucional que declare ilegal al partido de Shor. La fiscalía del país alega que las protestas populares se financiaron con dinero ruso.

La protesta también se produce un día después de que el Servicio de Inteligencia y Seguridad, SIS, expulsara a dos ciudadanos extranjeros que fueron sorprendidos llevando a cabo “acciones subversivas” para desestabilizar Moldavia.

La pareja estaba vigilando y documentando los procesos sociales y políticos en Moldavia, incluidas las protestas que, según el SIS, están “organizadas en la capital por determinadas fuerzas políticas”.

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