La fragmentación del ‘mercado común’ en Europa

La crisis económica está bloqueando los mercados mundiales, lo que supone una ruptura de la estructura diseñada en Bretton Woods tras el final la Segunda Guerra Mundial. El mercado mundial se fragmenta y el europeo también, lo que se expresa bajo la forma de distintas primas de riesgo.

Los países europeos pagan intereses diferentes por los préstamos que se ven obligados a contraer, por algo que está en la esencia misma del capitalismo: los tipos de interés son más elevados para quienes más necesitan de ellos.

El Banco Central Europeo (BCE) está dando indicaciones sobre el arsenal diseñado para impedir la fragmentación del mercado financiero en Europa. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, lo ha anunciado en la inauguración del Foro de Banca Central en Sintra.

“Esencialmente, la nueva herramienta que se está desarrollando debería evitar un aumento excesivo de los diferenciales de los bonos de la eurozona, al tiempo que [Bruselas] mantiene la presión sobre los gobiernos para que eviten una excesiva desviación fiscal”, ha dicho.

“Evitar los diferenciales entre los tipos de interés de los préstamos soberanos es un requisito previo para la correcta transmisión de la política monetaria en los diecinueve países de la zona euro”, añadió Lagarde.

“Las presiones inflacionistas se están intensificando y generalizando en la economía”, reconoce Lagarde, mientras que el crecimiento se está desacelerando, y “los choques de oferta que afectan a la economía podrían durar más de lo previsto”.

La ruptura del mercado “contribuye a una transmisión desigual de la normalización de nuestra política en las distintas jurisdicciones” y las medidas previstas para “preservar la transmisión pueden utilizarse a cualquier nivel de tipos, siempre que estén diseñadas para no interferir con la política monetaria”, concluyó.

No hay muchas más explicaciones. Se trata de declaraciones políticas para mantener la cohesión interna entre los 27 miembros de la Unión Europea. Para reducir la prima de riesgo los países pedigüeños, que son los del sur de Europa, tendrán que reducir el déficit presupuestario o, en otras palabras, introducir recortes, reducir los gastos sociales, las pensiones, privatizar, etc.

Ahora se trata de apostar si no será pero el remedio que la enfermedad, y no sólo porque en los países mendicantes del sur pueden estallar levantamientos sociales al estilo de Ecuador. También habrá que comprobar si los países ricos del norte, y en especial Alemania, están dipuestos a seguir poniendo dinero encima de la mesa a tipo de interés por debajo del mercado. ¿Hasta cuándo?

La experiencia histórica demuestra que las superestructuras de estilo de la Unión Europea sólo funcionan en las etapas de auge económico. Durante las crisis, la unidad se demuestra ficticia. Por eso el BCE no sabe lo que tiene que hacer y si lo supiera, no podría hacer nada.

La crisis económica está fuera de su alcance y la unidad europea también. Ni los países ricos están dispuestos a poder dinero de manera indefinida, ni los pobres van a aceptar las políticas de austeridad, ni los recortes, ni las privatizaciones.

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