Huelga de los trabajadores de la funeraria de Madrid en plena ‘segunda ola’ de la pandemia

En Madrid la “segunda ola” de la pandemia es como la primera, no sólo por el confinamiento que está a punto de imponerse, sino por la huelga de los trabajadores de la funeraria.

Algunos recordarán una de las imágenes más impactantes de la pandemia, con la habilitación del Palacio de Hielo para almacenar los cadáveres. Eran tan falsas como los féretros abandonados en las calles de Guayaquil o las fosas comunes de Nueva York.

La pandemia estaba llenando el mundo de cadáveres y no había ni tiempo para darles tierra…

Ahora bien, en tiempos de pandemia los entierros están estrictamente reglamentados, tanto en lo que se refiere al cadáver y al féretro como a quien lo maneja, que debe vestirse de astronauta, exactamente igual que los trabajadores sanitarios. Es tan simple que basta leer el Boletín Oficial del Estado para enterarse.

Dado que en la primera no hubo tales vestimentas, los trabajadores de la funeraria de Madrid se negaron a cumplir con su tarea, e incluso fueron apoyados por el alcalde Martínez Almeida, que exigió al gobierno central los equipos de la ley exige. Pero no había nada de eso.

Lo mismo que en el caso de los asilos, ante dicha situación, el ejército tuvo que intervenir para ejercer las funciones propias de la funeraria, depositando los féretros perfectamente alineados en el Palacio de Hielo a fin de que fueran fotografiados y nos diéramos cuenta de la magnitud de la catástrofe que teníamos delante nuestras narices.

Lo mismo que los asilos y los centros de salud, la funeraria de Madrid es pública y para justificar su privatización, el ayuntamiento lleva años deteriorando el servicio en medio de una continua batalla contra los trabajadores, de manera que ayer la huelga tuvo un seguimiento del 95 por ciento de la plantilla.

La situación no quedaría nada clara si no añadiéramos que, a pesar de las “noticias” y las amenazas de un confinamiento generalizado, ahora mismo en Madrid hay menos muertos que en ninguna otra comunidad autónoma, en proporción a la población. La mortalidad es un 23 por ciento inferior a la media española.

Si Madrid queda confinado no será por un problema de salud pública sino porque está en medio de una áspera batalla política entre el gobierno central y el autonómico.

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