Fuego contra el fuego: el gran incendio de Australia

Ya escribí varios artículos científicos sobre la necesidad de que en Australia el suelo se mantenga limpio de arbustos, pero la gestión científica ha sido olvidada por los alarmistas del clima políticamente correctos que juegan con todo a su favor, incluidos los incendios forestales catastróficos provocados.

Antes de que los primeros barcos de “mundialistas” llegaran a Australia, los pueblos aborígenes tenían programas eficaces de prevención de incendios con muchos objetivos, incluido el uso de incendios pequeños para evitar los grandes. Durante decenas de miles de años, combatieron fuego con fuego para reducir la probabilidad de grandes incendios forestales incontrolados.

Rhys Jones ha descrito su técnica como “agricultura de fogatas”. Según Hallam, los pueblos aborígenes dedicaron hasta el 30 por ciento de su tiempo al control de incendios, y sus esfuerzos fueron recompensados por una simbiosis perfecta entre las poblaciones y su entorno.

Luego llegaron los primeros barcos de “mundialistas” y con ellos la creciente incapacidad para gestionar el monte australiano. Gran parte del bosque australiano no es denso, sino compuesto de muchos arbustos y arbustos leñosos de diverso grosor, generalmente muy secos, especialmente durante el verano, en su mayoría sin hierba, a menudo eucaliptos, que son extremadamente inflamables.

El aceite de eucalipto de las hojas es altamente inflamable. El aceite de eucalipto, la hojarasca y la corteza pelada pueden producir una tormenta de fuego aterradora durante el clima seco y ventoso. Si no se maneja, el combustible arbustivo, se acumula para producir condiciones extremadamente peligrosas que eventualmente terminarán en incendios forestales catastróficos.

Lamentablemente, en Australia se hace muy poco ahora para prevenir los incendios forestales. Si bien ha habido quemas preventivas insignificantes y se ha reducido la limpieza de las áreas públicas, a los ciudadanos también se les ha impedido limpiar su propia tierra y las reservas cercanas, con normas  de imposible cumplimiento.

Por ejemplo, los ciudadanos que viven en el campo no están autorizados a limpiar su parcela de tierra al construir su casa, ya que se les exige plantar un nuevo árbol nativo por cada árbol removido en la misma tierra, sin importar que la extensión sea muy pequeña, pasando por un permiso de planificación largo y costosas autorizaciones.

Tampoco pueden deshacerse fácilmente de las grandes ramas y la biomasa a granel, ya que los ayuntamientos recolectan solo un pequeño contenedor verde para hojas y en pequeñas pasadas dos veces al mes, y la quema de biomasa está prohibida.

En las llamadas reservas nativas o bosques, nadie puede quitar las ramas caídas, cortar el césped o realizar ninguna limpieza, ya que el entorno es “intocable”; la acumulación de combustible a lo largo de los líndes de las propiedades también es un problema.

Como la quema preventiva de las grandes áreas se ha reducido drásticamente, la posibilidad de que se inicien incendios forestales desde los alrededores y se trasladen a áreas habitadas, o viceversa, es muy alta durante la estación seca y calurosa.

El arbusto australiano no puede dejarse como está sin ningún tipo de gestión. Si parte de la biomasa no se recolecta ni se quema, entonces el arbusto se quemará, y el cambio climático no tiene nada que ver con esto, sin importar lo que digan las noticias falsas locales y globales o la “mafia en alquiler”.

La biomasa australiana es un problema, pero también una oportunidad. Las personas inteligentes podrían haber desarrollado técnicas para producir combustibles, calor o electricidad recolectando biomasa, y evitar la quema catastrófica con una técnica adicional para la quema preventiva organizada y eficaz. La limpieza de arbustos es esencial cerca de las casas, donde la otro alternativa falla.

Las políticas de reducción de combustibles no deben ser obstruidas por los mundialistas que juegan al “cambio climático” para apuntar a nuevos órdenes mundiales y políticos malos que  buscan venganza por las elecciones perdidas. Aunque más molinos de viento y paneles solares no ayuden, limpiar el arbusto es una necesidad para evitar los incendios forestales.

Si bien la cobertura de los medios locales y mundiales carece de “precedentes», y de manera similar el número de pirómanos tampoco tiene “precedentes”, la reducción de combustible perdido y la mistificación de la realidad, es poco probable que el número de muertos por incendios forestales de esta temporada carezca de “precedentes”. Durante los incendios forestales victorianos del Sábado Negro de 2009, 180 personas murieron bajo los gobiernos federales y locales del partido laborista.

https://principia-scientific.org/the-insane-true-cause-of-australias-bush-fires/

Eucalipto australiano

Más información:
— ‘Los arbustos deben arder’: la milenaria técnica que proponen los aborígenes australianos para controlar el fuego

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