Estados Unidos y Gran Bretaña rearman a los batallones nazis en el Donbás

Sólo dos meses después de la firma de los Acuerdos de Minsk-2, Estados Unidos y Gran Bretaña están relanzando una escalada militar en el Donbás. En diciembre el Congreso de Washington aprobó un aumento de la ayuda a Ucrania donde por vez primera se incluye el suministro de armamento. Una parte del equipamiento militar ya ha llegado a las líneas del frente, como los radares antimortero o los prismáticos de visión nocturna. A lo largo de este mes llegarán los drones Raven, 30 vehículos blindados así como 200 Jeep Humvees con destino al ejército de Kiev.

A primeros de este mes Gran Bretaña anunció igualmente el envío de material militar “no letal” por un importe de 1.300 millones de dólares, a fin de ayudar al país “a defenderse de la agresión de Rusia”, según palabras del ministro inglés de Defensa Michael Falcon. Londres ha enviado a Ucrania a 75 instructores británicos para comenzar una misión de entrenamiento de sus homólogos ucranianos, sin que se sepa exactamente qué unidades del ejército de Kiev se van a beneficiar del entrenamiento británico.

También Estados Unidos ha enviado 300 instructores militares para una misión de formación en la región de Lvov que durará hasta el 31 de octubre. En este caso sí se sabe qué unidades van a entrenar los instructores militares de Estados Unidos. Se trata de 789 miembros de la Guardia Nacional, un cuerpo que surge de la reorganización de las tropas interiores de Ucrania que se llevó a cabo el 12 de marzo de 2014. No es propiamente un ejército sino más bien una fuerza represiva de su propio pueblo, por lo que depende del Ministerio del Interior.

La insignia que los mercenarios de la Guardia Nacional lucen en la manga contiene en la parte inferior un símbolo parecido a la cruz gamada. En gran parte la Guardia Nacional se compone de neonazis. Algunos de sus batallones, como el Azov, están acusados de crímenes de guerra, se reconocen como racistas y enarbolan abiertamente símbolos nazis.

De la misma manera que en Siria el imperialismo financia al Califato Islámico con la cobertura de los llamados “islamismas moderados”, en Ucrania promociona a los nazis con la cobertura de la Guardia Nacional.

Según el diario alemán Deutsche Wirtschafts Nachrichten el gobierno de Kiev utilizará el nuevo préstamo del FMI de 17.000 millones de dólares para comprar armamento. El gobierno golpista va a elevar a 3.800 millones de euros su presupuesto militar, un 5,2 por ciento del PIB. La mayor parte del material lo suministrará la empresa estadoundense Network Technologies. Según el diario alemán, la nacionalidad estadounidense de la nueva ministra de Finanzas Natalie Jaresko ha sido determinante en la elección de dicha empresa.

Los créditos aprobados por la Unión Europea también pueden acabar en el rearme de los batallones de la Guardia Nacional. El miércoles la Comisión Europea va a pedir al Parlamento el desbloqueo de un nuevo préstamo para Ucrania que asciende a 1.800 millones de euros.

Al mismo tiempo los jefes de Estado de la Unión Europea aprobaron el jueves la prolongación de las sanciones a Rusia hasta finales de este año, condicionando su levantamiento a la puesta en marcha de los acuerdos de Minsk, algo que no depende de Rusia.

En una carta abierta dirigida a Merkel y Hollande, el presidente de la República Popular de Donetsk, Alexander Zajarchenko denuncia la mala voluntad evidente de los golpistas de Kiev en lo que se refiere al calendario aprobado en los acuerdos de Minsk. Advierte del retraso tomado por el Parlamento ucraniano en la aprobación de un decreto sobre el estatuto específico del Donbás y denuncia también la persistencia del bloqueo económico y financiero, lo cual viola los acuerdos.

En el terreno militar, el ejército ucraniano tampoco respeta el calendario de retirada del armamento pesado y guarda en secreto el lugar de su emplazamiento.

El adiestramiento y rearme de las fuerzas ucranianas por el eje Washington-Londres, unido a la mala voluntad evidente del gobierno de Poroshenko a la hora de poner en marcha los acuerdos de Minsk, deja entrever una escalada de la guerra en cuanto termine la primavera o a comienzos del verano. En ella Rusia y las milicias del Donbás volverán a jugar el papel de culpables. La tregua habrá servido para que Kiev recupere la iniciativa en unas condiciones óptimas.

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