El lunes comienza el juicio contra los asesinos de Thomas Sankara

El lunes comienza el juicio contra los asesinos del dirigente africano Thomas Sankara. El principal acusado es el antiguo presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, que ha huído a Costa de Marfil.

Han transcurrido 35 años desde el magnicidio. El momento será obviamente histórico, pero también emotivo para las familias de las 12 víctimas asesinadas junto al Presidente burkinés el 15 de octubre de 1987 y que, durante años, permanecieron en el anonimato.

Entre ellos había cuatro miembros civiles del gabinete especial de Sankara (Paulin Bamouni, Patrice Zagré, Frederic Kiemdé y Bonaventure Compaoré) y ocho militares (el suboficial Christophe Saba, tres conductores del convoy presidencial y cuatro guardaespaldas).

Todos fueron asesinados fríamente por el comando que irrumpió ese día en el Consejo del Acuerdo, y luego enterrados por la noche, a toda prisa, en las afueras de la capital. Desde entonces, sus familiares y amigos luchan por coocer la verdad.

Las sesiones del juicio se celebrarán en el tribunal militar de Uagadugu, la capital burkinesa, y toda África permanece expectante.

La década de los ochenta será recordada como una de las más dolorosas del Sahel. El colapso de los precios de las materias primas y la lenta putrefacción de los regímenes neocoloniales no dejaron ninguna salida a la miseria y la opresión.

Sankara tenía 38 años cuando fue asesinado. Era capitán del ejército y dirigente de la revolución antimperialista y panafricanista de 1983. Durante los 27 años que el asesino estuvo al frente del gobierno, el asesinato fue un tema tabú, rodeado de la característica nube de mentiras oficiales.

El crimen no comenzó a destaparse hasta que en 2014 un levantamiento popular acabó con Campaoré, el director del operativo que acabó con la vida de Sankara. Se sabe que en el crimen participaron mercenarios liberianos dirigidos por el criminal de guerra Charles Taylor que, como ya explicamos hace unos años, era un peón de la CIA.

Lamentablemente, el juicio no llegará hasta quienes movían los hilos desde la capital francesa. En 2017 un diputado pidió que el gobierno abriera los archivos secretos que esconden a los auténticos inspiradores de los asesinatos.

Macron prometió que la documentación sería desclasificada, pero África sigue esperando, no sólo por Sankara y sus compañeros, sino por las decenas de miles de ruandeses asesinados durante el genocidio de 1994.

La historia reciente del Continente Negro se sigue escribiendo con sangre.

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