El homófobo y fascista Carlos Marx

Ha aparecido en la revista jurídica Confilegal un artículo del periodista Carlos Berbell sobre «el marxismo», que acude al últimamente manido argumento del «totalitarismo» de las ideas comunistas y donde la obra de Marx se tiende a equiparar con el fascismo. El artículo es un extracto del libro de la estadounidense Lynn Hunt, historiadora y autora de «La invención de los derechos humanos».

Hunt, que fue presidenta de la Asociación Histórica Estadounidense, ha escrito un tedioso libro que teoriza y abunda en la idea, reproducida en España por muchos «progresistas» o incluso autodenominados «comunistas», de que en la obra de Marx existe una contraposición entre los derechos civiles y la transformación de la sociedad. O dicho de otro modo, que el comunismo es una apisonadora de los derechos individuales.

Para ello, se basa en una lectura superficial, dirigida fundamentalmente a dar letra a blogueros y redactores de grandes medios de prensa, de la crítica marxista a la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Dicha consideración es una falsedad recurrente entre los panfletos burgueses y entre la izquierda posmoderna. Porque es precisamente Marx quien analiza la cuestión de los derechos individuales en la primera parte del folleto Sobre la cuestión judía. En él se proclamaba que en la «verdadera democracia», los derechos, al ser un producto libre del género humano, constituirían una forma de objetivación de su identidad.

Hunt descontextualiza y deforma, de manera bastante burda, la crítica marxista que viene a apuntar de que de poco sirven los «derechos ciudadanos» si al invocarse se enfrentan a las antiguas trabas y prohibiciones propias de la sociedad de clases. Y es que según Marx, sólo en la «verdadera democracia» los derechos humanos alcanzarían su condición plena, porque estarían de acuerdo con la emancipación humana. En definitiva, lo que viene a decir Marx es que el comunismo es la única sociedad que podrá garantizar los derechos individuales, y no al revés.

Realmente, el objetivo de este tipo de argumentaciones es reducir al chismorreo la extensa obra del filósofo de Tréveris, y que en países como Alemania es uno de los filósofos más estudiados.

Lo mismo pasa con la supuesta antinomia Marx vs. Homosexualidad.

El movimiento alemán por los derechos de los homosexuales nació en la década de 1870, precisamente por un discípulo de Marx y Engels, Karl-Maria Kertbeny, quien teorizó y disoció la homosexualidad de la pederastia. Kertbeny fue el que acuñó la idea de que existen personas «homosexuales» y «heterosexuales» y el término mismo recién alcanzó popularidad en la década de 1880.

Esta teorización tiene además sentido en la socialdemocracia de aquella época, cuando precisamente eran Marx y Engels quienes denunciaban que el modelo tradicional de familia era funcional al sistema de producción capitalista.

Hunt convierte así en homofobia la falta de referencias directas a la homosexualidad en las obras de Marx y Engels, obviando que dicha demanda fuera defendida recién por sus discípulos dentro del movimiento obrero alemán, quienes en 1865 fundaron lo que pasaría a ser conocido en 1890 como el Partido Socialdemócrata de Alemania.

El título de historiadora que antecede a la biografía de Hunt no quiere decir que nos esté enseñando historia. Es simplemente otra mercenaria que permite a los fascistas y homófobos de siempre decir que Marx era un homófobo y un fascista.

Fuente: Confilegal

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