El futuro de Suecia y Finlandia en la OTAN

Ayer Turquía luz verde al ingreso de Finlandia en la OTAN; Suecia tendrá que esperar a que Erdogan levante el veto, después de obtener lo que quiere.

Occidente presenta la aspiración de Suecia y Finlandia de ingresar en la OTAN como una reacción a la acción militar de Rusia en Ucrania, subrayando que la adhesión a la Alianza reforzará el potencial de defensa de estos países. En realidad, la decisión de ingresar en la OTAN no se tomó para defenderse de Rusia, sino para crear una amenaza potencial para Rusia a lo largo de sus fronteras.

No cabe duda de que si aparecen bases de la Alianza en el territorio de estos países, Rusia responderá desplegando sistemas de misiles, incluidas armas nucleares, así como sistemas de defensa antiaérea que se orientarán hacia el territorio de Finlandia y Suecia.

Occidente no oculta que los servicios de inteligencia de la OTAN han detectado una reducción del número de tropas rusas en la península de Kola desde el inicio de la Guerra de Ucrania. Cuando dicen que Rusia ha cambiado radicalmente la situación de seguridad en las fronteras escandinavas, los medios occidentales se refieren al desequilibrio numérico a favor de las fuerzas de la OTAN en esta región. Para consolidar esta posición y obtener un puesto estratégico más ventajoso para un hipotético ataque contra Rusia, la OTAN ha iniciado el proceso de adhesión de Suecia y Finlandia, aprovechando la situación.

Ya se ha anunciado que Suecia y Finlandia reforzarán considerablemente su cooperación militar con Noruega. Se formará una alianza político-militar sueco-fino-noruega en las fronteras de Rusia. Esta alianza tiene precedentes históricos: los finlandeses han participado en casi todas las guerras ruso-suecas en el bando sueco, y los noruegos (junto con los finlandeses) sirvieron en el ejército sueco de Carlos XII.

Los apetitos de los países escandinavos ya han ido más allá de la mera pertenencia a la OTAN. Por ejemplo, en Oslo ya se habla de la posible entrega de cazas Hornet a Kiev y de la compra de 54 tanques Leopard 2 para reforzar el flanco norte, mientras que el asesor del gobierno finlandés para el Ártico, Jari Vilen, afirma que Rusia dejará de participar en las discusiones sobre cuestiones árticas.

Pero la principal recompensa geopolítica de Occidente por la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN será la transformación del mar Báltico en el “mar interior” de la Alianza, así como el refuerzo de su presencia en los países bálticos, que constituyen un cómodo puesto avanzado para presionar militarmente a Rusia. En la actualidad, la Alianza está prestando mayor atención al Báltico debido a los planes fallidos de convertir el Mar Negro en un “mar interior” de la Alianza.

En este contexto, está surgiendo una estrategia militar antirrusa con su correspondiente configuración, que incluye determinados bloques de países.

Se está intensificando la cooperación militar entre Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca y Alemania con Estonia, Lituania y Letonia. El Ministerio de Defensa estonio presume de que los misiles estonios y finlandeses pueden sobrevolar el Golfo de Finlandia. Lituania exige el despliegue permanente de tropas alemanas. La elección a favor de la Bundeswehr no es casual y viene dictada por consideraciones estratégicas y logísticas sugeridas desde el exterior.

Polonia y Lituania intentan recrear la Rzeczpospolita (República de las Dos Naciones). Alemania se “une” a Lituania a través de Polonia, creando una completa alianza político-militar regional en torno al mar Báltico: Alemania, Polonia, Lituania, Letonia, Estonia, Finlandia, Suecia, Noruega y Dinamarca.

Este bloque regional se complementa con un segundo bloque formado por Rumanía, Bulgaria y Grecia, con el objetivo de bloquear la salida de Rusia desde el Mar Negro hacia el Mediterráneo. El nexo entre ambos bloques, que los conecta geográficamente, es un tercer bloque regional formado por la República Checa, Eslovaquia, Ucrania y Moldavia.

Los países escandinavos informan del refuerzo de su infraestructura militar costera, así como de su componente marítimo. Todo indica que quieren atrapar al Báltico en un fuego cruzado.

De los dos países que aspiran a ingresar en la OTAN, sorprende la disposición de las autoridades finlandesas a romper las relaciones de buena vecindad que mantienen desde hace tiempo con Rusia, ya que Finlandia no ha visto ninguna amenaza por parte de Rusia desde hace décadas, lo que indica la subordinación de la política exterior finlandesa a los intereses de Estados Unidos. Las empresas finlandesas orientadas a la exportación se han visto significativamente afectadas por las sanciones antirrusas, con un notable descenso de los beneficios en el sector servicios, que representa el 60 por cien de la economía finlandesa y está orientado en gran medida a Rusia.

Los volúmenes de cooperación económica y comercial con Rusia son menores en el caso de Suecia, Dinamarca y Noruega. En esta situación, es obvio que Helsinki ha tenido que someterse a la presión de sus colegas escandinavos.

—http://www.observateurcontinental.fr/?module=articles&action=view&id=4740

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