El fin de un mito del capitalismo: el ‘milagro’ económico japonés de la posguerra

En el segundo trimestre el PIB japonés se desplomó en un 7,8 por ciento en comparación con el trimestre anterior, una caída histórica que marca un tercer trimestre consecutivo de contracción para la tercera economía más grande del mundo. La caída del 7,8 por ciento, según los datos preliminares publicados hoy por el gobierno, sigue a las caídas del primer trimestre (-0,6 por ciento) y del cuarto trimestre de 2019 (-1,9 por ciento), que marcaron la entrada del país en recesión.

Es la primera recesión de Japón desde 2015. También es la disminución más pronunciada del PIB del país desde que se introdujeron datos comparables en 1980. La economía del archipiélago ya estaba en mala forma desde el último trimestre de 2019 debido a una subida del IVA en octubre.

El consumo de los hogares disminuyó un 8,6 por ciento durante el trimestre, y la inversión de las empresas se redujo un 1,5 por ciento. El comercio exterior también se encontraba en un punto bajo, con una contracción de las exportaciones del 18,5 por ciento y de las importaciones del 0,5 por ciento (-5,4 por ciento y -4,2 por ciento respectivamente en el primer trimestre). La inversión pública, que había caído en el primer trimestre, aumentó sin embargo un 1,2 por ciento en abril-junio.

Para amortiguar el desplome económico, en la primavera el gobierno japonés estableció dos planes de estímulo de proporciones históricas, incluida una bonificación general de 100.000 yenes (unos 800 euros) para cada residente del país. Esta prima debería fomentar el consumo durante el verano.

Hace 30 años que la economía de Japón se hunde lentamente, así que también allá, donde el gobierno no ha impuesto el confinamiento, la bancarrota económica no tiene nada que ver con el coronavirus. Tampoco tiene que ver con la explosión de la central nuclear de Fukushima en 2011, el justificante habitual de la prensa en Japón para “explicar” la crisis.

Pero no sólo se hunde Japón; lo que se hunde es un mito: el del “milagro económico japonés”, la tercera economía más grande del mundo. En 1987 Forbes lanzó su famosa lista de los hombres más ricos del mundo y colocó a Yoshiaki Tsutsumi, un magnate de las propiedades inmobiliarias, en la cima. Detrás de él, otro japonés, Taikichiro Mori… En tercer lugar, otro japonés, Shigeru Kobayashi… Al pie del podio, otro japonés…

El 29 de diciembre de 1989 el índice japonés, el Nikkei 225, alcanzó su máximo histórico, cerca de los 40.000 puntos. Luego llegó la depreciación del dólar, ligada a los acuerdos del Plaza, provocando que la burbuja inmobiliaria estallara en 1991.

En 1997 a la crisis inmobiliaria se le sumó la financiera y empezó un período de deflación y estancamiento, la “década perdida”. Desde que Shizo Abe llegó al gobierno en 2012, la reestructuración del capitalismo no ha logrado ninnguno de sus objetivos.

Lo mismo que Europa, Japón es un país muerto en vida, y no sólo en el terreno económico. El envejecimiento es tal magnitud que a población podría empezar a disminuir en un 12 por ciento para 2040 y en un 30 por ciento para 2065.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Descubre más desde mpr21

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo