El fetichismo por los clásicos

 Juan Manuel Olarieta
El 3 de enero en La Haine Frabetti escribe un artículo relativo a un debate que, según interpreto, versa más sobre la validez que sobre la importancia de que los textos marxistas conduzcan a la lectura de Marx y Engels directamente.

Para defender su postura contraria, Frabetti pone los ejemplos de Newton y Darwin que, según mi criterio, demuestran lo contrario de lo que él pretende. Mi opinión, pues, milita a favor de que cualquier texto científico, del tipo que sea, convoque al lector a recurrir a las fuentes, a los clásicos. Soy un fetichista de los clásicos cada vez más convencido, practico el culto a la personalidad como un rito pagano y sostengo que si alguien quiere saber sobre física debe leer a Galileo y Newton, si quiere saber sobre biología debe leer a Darwin y si quiere saber sobre materialismo histórico debe leer a Marx, Engels y Lenin (no sólo a Marx).

Es más, apoyado en una experiencia secular sostengo que los alumnos tienen el vicio de tergiversar las enseñanzas de sus maestros, aún invocando su nombre, es decir, que se aprovechan del nombre de su maestro para introducir sus propias tesis de contrabando. Dado que pocas veces los alumnos llegan a la altura de los grandes maestros de los que estamos hablando, sus imitadores suelen ser muy deplorables. Es el problema de los newtonistas con Newton, los darwinistas con Darwin y de los marxistas con Marx. Los seguidores -en general- se convierten en una verdadera pesadilla.

No puedo estar más en desacuerdo con Frabetti cuando afirma que «si bien la lectura de los libros de Galileo, Newton o Darwin es fundamental para un epistemólogo o un filósofo de la ciencia, no es ni mucho menos imprescindible para un científico actual», y hasta se atreve a añadir -según sus palabras- que es inadecuada para el profano que desea acercarse a la física o a la biología.

Es un lastre que vienen padeciendo los científicos, al menos desde la implantación del positivismo a mediados del siglo XIX que, a su vez, es una de las causas de la profunda decadencia actual de la ciencia. La filosofía y la ciencia (la epistemología y la ciencia) no son universos separados (lo cual tampoco significa que sean el mismo universo). Los mejores filósofos, incluidos Marx y Engels, han construido su filosofía sobre una ciencia, de la cual eran, además, profundos conocedores, de manera que en su obra no es posible separar al filósofo del científico.

Dado que el positivismo introdujo artificialmente esa separación con un basto machete de sierra, y dado que el positivismo se considera hoy como «la» ciencia por antonomasia, cuando no es otra cosa que ideología burguesa, llegamos al lastimoso panorama actual que nos brindan la inmensa mayoría de los científicos actuales. Nos están dando gato por libre.

Iré aún más allá: todos los intentos llevados a cabo por separar a la filosofía de la ciencia conducen a groseras manipulaciones. Por ejemplo, todos los intentos que a la muerte de Newton llevó a cabo la Royal Society (máxima autoridad científica inglesa) por separar al Newton «realmente científico» del Newton político, matafísico y alquimista son -y siguen siendo- un engaño a los lectores que se ha prolongado durante siglos. Por eso más allá de cuatro generalidades seguimos sin saber quién era Newton, cuál fue su exactamente su teoría, por qué llegó a ella y qué es lo que trató de demostrar.

A falta de referencias directas, lo mismo que el marxismo, la ciencia actual acaba convertida en un rumor, en algo impreciso que los institutos y universidades transmiten de unos (profesores) a otros (alumnos) con la misma infidelidad con la que las leyendas se transmiten de padres a hijos.

Así leemos que -según Frabetti- Kohan ha puesto el concepto de fetichismo en el centro de su pensamiento, mientras que, por el contrario, cualquier marxista tiene otras preocupaciones diferentes y muchísimo mayores que esa, las cuales han estado y están en el centro del pensamiento de todos los marxistas, como el concepto de «partido comunista», por poner un caso. La primera manipulación de las muchas de Kohan sobre Marx, es precisamente esa. La burguesía no necesita desprestigiar al marxismo. Para esa tarea ya tiene a muchos anti-fetichistas, como Kohan, sin ir más lejos.

Me niego a sustituir mi fetichismo por Marx con un fetichismo por Kohan. El que quiera beber agua limpia que vaya a la fuente. Lo demás suele bajar bastante mezclado con porquería.

comentario

  1. El problema de un pensador,tan enorme cual karl marx,de larga obra escrita,es cual aspecto de su pensamiento es mas subrayable,que tomamos por hilo de ariadna.Escribio sobre el partido comunista–no tan extensa.ni profundamente como lenin,pero tambien de fetichismo,arte,naturaleza,historia,derecho,filosofia,etc.etc.La clave es cual el proposito ultimo de su obra.Pero ello,nada mejor que el discurso funerario de engels,quizas…continue

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