El comercio sexual es una parte importante de la economía sumergida de Estados Unidos

El comercio sexual es una parte importante de la economía sumergida de Estados Unidos. Un estudio de 2014 realizado por el Instituto Urbano denunció que la economía subterránea del sexo comercial produjo ganancias multimillonarias en ocho ciudades estadounidenses: Atlanta, Dallas, Denver, Kansas City, Miami, Seattle, San Diego y Washington DC.

Los investigadores del Instituto Urbano estudiaron esas ocho grandes urbes concluyendo que en 2007 en cada ciudad la economía sexual subterránea tuvo un valor entre 39,9 y 290 millones de dólares. “Desde servicios de acompañante de gama alta de la escuela secundaria a proxenetas en zapatillas de tenis, el comercio sexual no deja de estar representado en las demografías o circuitos de casi todas las grandes ciudades de Estados Unidos”, asegura el informe.

A finales del año pasado D. Parvaz publicó “Selling American Girls” (La venta de niñas americanas), un informe dividido en siete partes que difundió Al Jazeera (*). Cada parte del informe examina un papel diferente en el tráfico sexual y su aplicación, a partir de prostitutas, sus clientes, proxenetas, abogados, policías y jueces.

La variedad de hombres involucrados en la compra de sexo en Estados Unidos es asombrosa. Según Michael Osborn, jefe de la Unidad de Crímenes Violentos contra Niños del FBI, el organismo se centra en recuperar las víctimas de tráfico sexual y capturar sus proxenetas, que representan una amenaza nacional porque se mueven entre las ciudades y a través de los Estados para evitar su captura.

Los compradores (llamados “johns” en Estados Unidos), por el contrario, tienden a permanecer en jurisdicciones locales, que el FBI deja a la policía local. Debido a que las comisarías, condados y estados registran las detenciones de “johns” de formas diferentes, no existen estadísticas completas para saber cuántos son los detenidos cada año.

En un estudio de 134 casos de prostitutas que eran menores de edad, fueron condenados 113 “johns”. En promedio, fueron condenados a tres años de prisión, pero sólo cumplen 1,5 años. El 26 por ciento de los condenados no cumplen la codnena íntegra.

Los proxenetas buscan niños procedentes de entornos familiares inestables o de barrios indigentes. Según FAIR Girls, una organización de lucha contra el comercio sexual, entre un 70 y un 75 por ciento de las niñas a quienes ayudaron tenían antecedentes en los sistemas de ayuda social. Un agente especial del FBI de Georgia, Renea Green, dice en Al Jazeera que “un traficante preso nos dijo que veía a las niñas víctimas caminando desde el local regional del DFAC”, la ayuda pública a los niños abandonados.

Aunque 34 Estados han aprobado leyes que penalizan a los adultos que compran sexo con menores de edad, de acuerdo con el Proyecto Polaris estas leyes varían ampliamente de un Estado a otro, dejando a muchas niñas tratadas como criminales y no como víctimas.

El tráfico sexual en Estados Unidos es un foco continuo de noticias, pero se centran principalmente en las prostitutas y sus proxenetas, dejando de lado otras importantes cuestiones planteadas en el informe de Al-Jazeera, como el procesamiento de los compradores y las sanciones penales que a menudo enfrentan las niñas y mujeres jóvenes.

(*) http://projects.aljazeera.com/2015/12/sex-trafficking/

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