Cada vez más británicos comen gracias a los bancos de alimentos

Como millones de británicos, Michael Cox lucha para hacer frente a la exponencial subida del precio de los alimentos. Pese a ello, le hizo falta pasar dos días sin comer para decidirse a acudir a un banco de alimentos.

En el “Foodbank” de Hackney, barrio del este de Londres, decenas de personas hacen cola el lunes con un vale que les da derecho a una cesta con alimentos para tres días. La selección está adaptada a las necesidades de cada uno según su régimen alimentario y el número de miembros de la familia a mantener.

Los precios de la alimentación, pero también de la energía, han disparado la inflación en Reino Unido: en septiembre, esta superó el 10 por cien, la cifra más alta de los países del G7, complicando el presupuesto de los hogares británicos.

“Con la crisis del coste de vida, la gente no puede pagar sus facturas y comprar comida. Deben elegir”, afirma Johan Ekelund, supervisor de la distribución del día.

Sidoine Flore Feumba recibe el ingreso mínimo, un subsidio gubernamental que Reino Unido concede a las rentas más bajas, pero que está lejos de permitirle alimentar a sus tres hijos, calentarse y pagar su electricidad.

“Es como si estuvieras en el fondo del agujero y no pudieras sobrevivir sin la ayuda de la caridad”, explica esta enfermera recién diplomada y en búsqueda de empleo.

A Johan Ekelund le preocupa especialmente la llegada del frío y sus enormes facturas de calefacción. “Este invierno va a ser espantoso si no se hace nada” al respecto, asegura.

El pasado sábado, el centro de distribución de Hackney registró un récord de afluencia.

A los organizadores del banco de alimentos les cuesta hacer frente a la demanda actual, que se ha duplicado desde la época anterior al covid.

En diciembre abrirán más horas para permitir a quienes trabajan acudir después de su horario laboral, algo “completamente nuevo”, constata Tanya Whitfield, directora del centro.

La subida de los alimentos básicos agrava la situación: “todo el mundo cree que la pasta es una opción económica, pero ya no es así”, afirma.

El precio del aceite vegetal ha aumentado un 65 por cien en un año y la pasta, un 60 por cien, siendo de los productos que más han subido, según datos publicados por la Oficina Nacional de Estadística (ONS) referida a una selección de productos básicos.

Miles de británicos se han visto obligados a saltarse comidas, revela una encuesta reciente de la asociación de consumidores “Which?”.

La situación de los beneficiarios se hace más y más precaria: un número creciente asegura que no tiene “dinero para pagar el gas o la electricidad”, por lo que no pueden usar el microondas o el hervidor de agua, señala Whitfield. “Tenemos que encontrar comida que no necesite ser calentada […] Nunca antes tuvimos que hacer eso”, se alarma.

Otra consecuencia de la crisis: la caída de las donaciones, en torno a un 50 por cien menos que el año pasado, lamentan los voluntarios del banco.

Esta época del año, normalmente se afanan en recoger donaciones de colegios e iglesias, pero este año los centros escolares prefieren no hablar de colectas para no añadir presión a los padres en dificultades para llegar a fin de mes.

“Contamos con la generosidad de la gente en Navidad. Con un poco de suerte, veremos aumentar las donaciones”, confía Andrew Wildridge, empleado del banco de Hackney.

—https://www.lanacion.com.ar/agencias/los-bancos-de-alimentos-cuestion-de-supervivencia-para-cada-vez-mas-britanicos-nid01112022/

comentarios

  1. En España estamos igual, el comedor social de mi barrio ha multiplicado por dos en un año la gente que viene a recoger comida. Este comedor es de barrio obrero en Cádiz, se auto financia con ayuda y donativos de la gente de la bahia, donde la crisis está haciendo estragos. Hoy por hoy el comedor sobrevive ,pero es cada vez más difícil, porque las ayudas de particulares escasean y la del ayuntamiento de Cádiz (50 000e anuales) sirven para cubrir gastos de funcionamiento ( agua, luz, poder por fin declarar lxs voluntarixs, etc…) pero no cubre el gasto de alimentos cocinados y repartidos a más de 200 familias diarias. Y siendo un alcalde » anticapi» no costó 15 años ( lleva abierto el comedor) de lucha, para por fin poder conseguir el año pasado esta suma de dinero. Esta crisis echara más gente a la calle, otro problema que no resuelve el ayto » anticapi», 25 personas siguen en la calle . Malos tiempos se avecinan por nuestra bahía, ahora están lxs de Airbus de nuevo de huelga estos dias, hace un año atrás estábamos en la calle detrás de las barricadas que bloqueaban los astilleros en huelga, pero hoy la calle este fría y la lucha también, hasta cuando ??

  2. Desde cuando un Banco de Alimentos no sirve más que para perpetrar un modelo de desigualdades y dar cabida a inicuos altruistas… Lo último que las mantiene, es la disposición desinteresada de las personas que forman parte como voluntarios.

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