Breves cosillas sobre el 18 de julio

Bianchi

Un lector -o lectora- nos sugiere que escribamos algo sobre el 18 de julio y el 80 aniversario de la sublevación militar-fascista contra la II República dándonos un ligero y cariñoso capón como si no nos hubiéramos percatado de tal efeméride.

Es posible que decepcionemos a nuestro amable lector -o lectora, nosotros siempre usamos el pangenérico, pero, en fin…- y, también, a los miles y cientos de miles de nuestros blogueros/as. De entrada y en principio, se supone que deberíamos ser nosotros, gente de izquierda sin comillas, los que recordáramos esa fecha, pero no lo hacemos porque de eso ya se encarga la prensa oficial al servicio de su amo dizque el fascismo rampante, campante e imperante. Hombre, se dirá, ya será menos, no exageremos, ustedes sí que no cambian, hay elecciones y esas cosas, otrosí: democracia. Fascismo, fascismo, lo que se dice fascismo, la dictadura de Pinochet, mire usted. Es posible si sólo nos fijamos en los aspectos formales más brutales del fascismo, represión, asesinatos, ilegalización de partidos comunistas, etc. Es evidente que el facherío ya no viste correajes y ni siquiera hace alarde de ser fachas: ahora son «demócratas». Los mismos perros con distintos collares, podríamos decir, acaso simplificando, no se nos oculta. Hay quien cree, y si no lo cree así lo vende, que muerto el dictador Franco, advino la «democracia» y las libertades y tal y tal. Recurriremos a otro refrán para decir que muerto el perro… ¡no se acabó la rabia!, como decía el gran don Pepe Bergamín (le tuteamos porque le conocimos) respondiendo a un artículo de Antonio Gala -en los albores del timo de la Transición- que decía que muerto el perro (Franco), se acabó la rabia (popular). Pues no, decía Bergamín, que se murió en Euskadi huyendo de la España -que tanto amaba- carpetovetónica de siempre: los mismos perros con distintos collares, hemos dicho. Nosotros somos sapos (cancioneros), pero no abrevamos en ese pozo, eso que lo hagan otros. A nosotros nos tendrán siempre enfrente, sobre todo tragasables como Iglesias, vendedores de mercancía vieja y averiada, farsantes y mercachifles. Aprovechamos la ocasión para decir que, así como la caverna critica a «Podemos», eso no hace que coincidamos con ellos, objetivamente, con esa purria cuando desenmascaramos a esta «neocasta». No. La caverna dice del «podemismo» lo que no son y quieren hacer creer, esto es, gente de «extrema izquierda», bolivarianos, comunistas y peligrosos bolcheviques y que así los pintan;nosotros decimos lo que son: tahúres y vendedores de crecepelos. Así que los extremos no se tocan. Ni los extremeños.

Pido permiso al lector/a para echar las potas viendo cómo un periódico -EL MUNDO, vanguardia del periodismo mendaz y amoral- reúne a hijos y nietos de generales golpistas y fascistas con hijos y nietos de luchadores y militantes antifascistas para dar una nueva versión de la «reconciliación nacional» que predicara y consignara en los años sesenta del siglo pasado el traidor Carrillo. Aliviado el estómago, seguimos. Y seguimos para decir que, así como «España» son ellos, la versión de lo sucedido en la guerra civil -que otra gente llamó «guerra nacional revolucionaria» dado el carácter que adquirió la guerra que duró casi cuatro años y que los milicos la pensaron como algo de coser y cantar en cuatro días, como quien dice tipo pronunciamiento militar decimonónico-, también es la suya: enfrentamiento trágico entre españoles donde hubo atrocidades en ambos bandos, etc. Bastaría con hacerse una pregunta elemental, muy de pueblo, para despachar y depurar responsabilidades: ¿quién empezó la guerra, la sublevación contra la República legal y legítima o, mejor dicho, contra la victoria del Frente Popular el 16 de febrero de 1936? Tal vez sigamos simplificando… Tal vez la cosa sea más «compleja» y no nos damos cuenta. Tal vez…

Y ya puestos a simplificar -verbo despectivo en ámbitos universitarios que ignoran que una simplificación es la condensación inteligible de un estudio y análisis profundo previo de una situación dada- diremos que -otra vez otro refrán sanchopancesco- de aquellos barros (el golpe fascista), estos lodos… democráticos. O fascismo «posmoderno».

Acabaremos señalando lo que nos parece un error asumido por cierta izquierda consecuente y honrada, y es establecer una diferencia entre el «régimen anterior», o sea, el franquista, el del 36, y el «régimen del 78», o sea, el actual, el de la Constitución, el de la «democracia», como si hubiera habido una «ruptura» (democrática) que degenera en fascismo y hubiera que «recuperar» las libertades arrancadas al régimen del 36 «felizmente superado». No hay tal cosa, para nosotros. Por descontado, no somos tan burros, es cierto que el fascismo, digamos desnudo y desembozado, reculó ante la lucha de clases protagonizada por las masas (y no PNVs ni PSOEs inexistentes e inoperantes, al menos) obligándole a gatopardizarse lampedusescamente: cambiar algo para que todo siga igual. Fue necesario -para el fascismo- ampliar su base social repartiendo la tarta entre la «oposición» ya muy domesticada y deseosa de recoger algunas migajas del rico Epulón capitalista. Y, de paso, acabar con las conquistas obreras y trabajadoras gracias a sindicatos comprados y vendeobreros y a un PsoE venal (reconversiones industriales, entrada en la OTAN, etc.).

Pero esto es sabido, y no nos gusta la papilla ni dar la vara. Acabaremos con otro refrán: aunque la mona (fascista) se vista de seda… No sabemos si el lector/a habrá quedado satisfecho.

Muy buenas.

Addenda: se dirá que ahora salen casos de corrupción a relucir -maravillas de la libertad de expresión- y con Franco no, o se ocultaban más (cuando salía alguna era por peleas entre «familias franquistas», tipo MATESA, REACE, un asunto de aceites en Redondela, Vigo, que llevó -y tapó- el Magistrado-Presidente de la Audiencia provincial Mariano Rajoy, padre del actual Presidente en funciones, todavía vive, el padre de Mariano Jr. , digo). Es cierto, claro que ahora nos desayunamos con una corruptela diaria para empacharnos y que lo consideremos «normal», nos habituemos a ello y hasta hagamos chanzas, la «democracia» es así, hala, a votar.

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