Arrastrar el nombre por el lodo del menosprecio

A principios de 1954, el periodista suizo F.R. Allemann escribía en la revista Encounter que el Primer Ministro iraní, Mohammad Mosaddegh, era lo que hoy llamaríamos un “populista” que mediante la demagogia convocaba a matones a las protestas callejeras.

Aquellas manifestaciones eran “campañas de terror de las sociedades secretas político-religiosas” vestidas con la apariencia de un auténtico movimiento de masas. El artículo estaba lleno de adjetivos orientalistas. Era sutil, intelectualoide. De ningún modo parecía formar parte de una campaña de intoxicación de la CIA.

Mosaddegh era un “derviche” carismático y “nadie se inclinaba más por las escapadas de Munchausen que los orientales en general y los persas en particular”.

No sólo el pueblo iraní admiraba a aquel estadista, que también fue elogiado por el Presidente Truman y la revista Time le nombró Hombre del Año. No bastaba con derrocarle. El manual de la CIA exigía, además, arrastrarle por el lodo del menosprecio. Ese era el papel reservado a un plumífero de mierda como Allemann y una revista a su altura, como Encounter.

En aquellos tiempos sólo a un conspiranoico (a sueldo de Moscú) se le ocurría decir que Encounter era un montaje de la CIA y el MI6, pero algunos de los fundadores de Encounter, como Christopher Montague Woodhouse, participaron en el Golpe de Estado.

Sin embargo, antes de que Encounter ejerciera de portavoz de la CIA, Kennett Love ya hacía lo mismo para el Times y, naturalmente, la Associated Press no podía faltar en un montaje tipico de la Guerra Fría.

Tras el Golpe de Estado contra Mosaddegh, volvió el Sha Mohammed Reza Pahlevi y la CIA envió a un coronel del ejército estadounidense para crear la Savak, la policía política que debía prevenir que personajes como Mosaddegh volvieran a Irán, mediante el asesinato, la detención, la cárcel y la tortura.

En 1979 cayó el Sha y llegó la República Islámica, tan denostada por los posmodernos, versiones actualizadas de Alemann, porque a las mujeres les obligan a llevar velo y cosas parecidas.

La historia es así de extraña: para aupar al Sha en 1953, la CIA pagó a los mismos ayatollahs que en 1979 le derribaron. El ayatolah Seyyed Abolqassem Kashani, padre espiritual de Jomeini, es el mejor ejemplo.

En torno a la nacionalización del petróleo, Mosaddegh había creado un amplio frente nacional, que la CIA tuvo que desgajar, grano a grano, para que el Golpe de Estado pudiera triunfar en 1953. Uno de esos granos era Kashani, representante de los dirigentes religiosos, que comenzaron a convocar manifestaciones y a desestabilizar al país por encargo de la CIA.

Cuando en su artículo Allemann hablaba de las “campañas de terror de las sociedades secretas político-religiosas” se refería a Mosaddegh, pero hubiera debido hacerlo a Kashani. No eran manifestaciones para apoyar sino para derribar a Mosaddegh. Las revistas como Encounter debían contar los acontecimientos al revés.

Estados Unidos conquistó a los ayatollahs de la misma manera que el Imperio Británico: con sobornos que financiaron a las multitudes que inundaron las calles para protestar contra Mosaddegh, dirigidas por “sociedades secretas político-religiosas”.

https://www.truthdig.com/articles/the-cias-masterful-use-of-fake-news/

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