Alemania prohibe las manifestaciones hasta el año que viene (el coronavirus es el pretexto perfecto para la represión política)

Tras una reunión de más de cinco horas celebrada por videoconferencia con los presidentes de los dieciséis Länder, el gobierno alemán ha prohibido todas las manifestaciones hasta finales de año.

La prohibición afecta a todo tipo de concentraciones multitudinarias de más de 1.000 personas, aunque la definición precisa varía de un Länder a otro. Quedan prohibidas hasta el 31 de diciembre.

La primera en sufrir la prohibición es la prevista en Berlín para mañana, que trataba de denunciar precisamente este tipo de medidas represivas. Según el senador Andreas Geisel, “no se trata de una decisión contra la libertad de reunión, sino a favor de la protección contra la infección”. No obstante, los organizadores han mantenido la convocatoria.

La prohibición también se extiende a los eventos deportivos. Contrariamente a las expectativas de la Liga Alemana de Fútbol, apoyadas en particular por el Ministro del Interior, Horst Seehofer, los próximos partidos de la Bundesliga -cuya temporada se reanuda el 18 de septiembre- se jugarán sin espectadores al menos hasta finales de octubre.

Han ampliado otras medidas represivas, como una multa mínima de 50 euros para quien se niegue a llevar una mascarilla donde es obligatorio, es decir, en los comercios y en el transporte público.

Esta medida sólo cambiará la situación en un puñado de regiones, como Sarre y Schleswig-Holstein, o ciudades, como Bremen o Hamburgo, en las que el hecho de no llevar una mascarilla no se castigaba antes con ninguna multa. En otros Länder, como Baviera o Renania del Norte-Westfalia, este tipo de delito ya ha sido castigado con una multa de 150 euros durante varias semanas.

En medio de la vorágine de represión y control, Alemania va a endurecer las condiciones de entrada en su territorio para los viajeros procedentes de “zonas de riesgo”, entre las que se encuentran, desde el martes, Ile-de-France y Provenza-Alpes-Costa Azul).

A finales de julio, el gobierno decidió someter a esta categoría de viajeros a pruebas obligatorias. A partir del 1 de octubre, tendrán que observar una cuarentena de al menos cinco días. Y esto sólo puede ser levantado si las pruebas son negativas al final de este período.

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