A Biden le ha faltado tiempo para desestabilizar a Rusia en sus fronteras occidentales

La afirmación de Biden de que su homólogo ruso Putin es un “asesino” cayó en Moscú como una bomba, aunque las reacciones oficiales no pudieron ser más tibias.

Cuando sólo era un joven parlamentario, en 1979 Biden viajó a Moscú para firmar los acuerdos SALT II de limitación de armas nucleares. En la imagen de portada aparece en compañía del ministro soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko.

Eran otros tiempos. Nada más llegar a la Casa Blanca Biden ha ordenado a dos buques de guerra entrar en el Mar Negro, con el pretexto de respaldar a Ucrania ante Rusia, pero la situación es tan tensa que tuvo rectificar, ordenando dar marcha atrás después de hablar por teléfono con Putin.

Durante la conversación Putin advirtió expresamente a Biden de que ambos buques corrían el riesgo de ser destruidos y que deberían “mantenerse alejados por su propio bien”.

También le amenazó a Biden claramente con que “tuviera cuidado” porque el FSB sabía exactamente lo que la CIA estaba tramando.

Biden no ha debido entener bien el mensaje, porque ahora mismo los buques británicos de la Royal Navy nevegan hacia la zona con la pretensión de entrar en el Mar Negro.

Rusia ha hecho un alarde poniendo 150.000 soldados en la frontera con Ucrania, pero las provocaciones no han remitido.

Además, la República checa ha expulsado a 20 diplomáticos de la embajada rusa y, por su paarte, Moscú ha hecho lo propio, lo que en Europa ha servido de cortina de humo para tapar el Golpe de Estado en Bielorrusia.

El cónsul ucraniano en San Petersburgo, Alexander Sosonyuk, también ha sido expulsado de Rusia después de que el contraespionaje le sorprendiera tratando de sobornar a un funcionario de seguridad del FSB ruso.

Como represalia, el gobierno ucraniano ha expulsado a un diplomático de la embajada rusa en Kiev.

Paralelamente se descubren los planes de Golpe de Estado contra Bielorrusia, en los que los rusos han tenido un papel muy destacado. El FSB está haciendo redadas contra miembros de la CIA en varias ciudades rusas y reconoce que trabaja en colaboración con el KGB bielorruso.

El Golpe de Estado en ciernes presenta todos los rasgos de las “revoluciones de colores” conocidas de los últimos años y entre sus paricipantes están los neonazis ucranianos.

Los golpistas estaban utilizando a Rusia como retaguardia y la actuación del FSB deja muy claro que el Kremlin no va a consentirlo en lo sucesivo.

El embajador de Estados Unidos en Rusia, John Sullivan, regresará a Estados Unidos esta semana para preparar una cumbre entre Biden y Putin.

Turquía controla el estrecho del Bósforo, que es la principal vía de acceso al Mar Negro. Erdogan viaja a Ucrania para entrevistarse con su homólogo Zelensky y mostrar su habilidad para moverse en el alambre. No reconoce la anexión de Crimea por Rusia, no acepta a los “separatistas” del Donbás y se propone reclutar a los yihadistas que tiene en Siria parea llevarlos a Ucrania, aunque sin la intención de “ir en contra de terceros países”.

Al mismo tiempo, Erdogan apoya la incorporación de Ucrania a la OTAN.

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