El documental sobre los ‘Cascos Blancos’ de Netflix opta a los Óscars de Hollywood

James Le Mesurier
La maquinaria de propaganda del imperialismo no se detiene jamás. El lunes el documental de Netflix sobre los “Cascos Blancos” fue seleccionado para optar a uno de los Óscars de Hollywood en la categoría del mejor cortometraje documental. Para completar la desfachatez ya sólo queda que a Al-Qaeda le concedan el Premio Nóbel de la Paz. Al fin y al cabo los “Cascos Blancos” no son más que uno de sus tentáculos y ya optaron a dicho Premio. Los yihadistas se lo tienen bien merecido porque nadie como ellos viene luchando por la paz mundial desde los atentados del 11 de setiembre de 2001.

Lo ha anunciado Jaled Jatib, un fotógrafo de la ONG, en su cuenta de Twitter. El documental lo realizó Orlando von Einsiedel y la fastuosa ceremonia se celebrará hoy en Los Angeles para consumo de las televisiones de todo el mundo.

El espionaje británico creó los “Cascos Blancos” en 2013, una ONG calificada como “neutra, imparcial y humanitaria”, para lo cual percibe astronómicos fondos procedentes del imperialismo, tanto de instituciones públicas, como de empresas privadas, empezando por sus promotores: 100 millones de Estados Unidos y 65 de Gran Bretaña.

La periodista británica Vanessa Beeley es quien más tiempo ha dedicado a investigar la farsa de una ONG al servicio de Al-Qaeda en las zonas de Siria ocupadas al ejército regular. Una grabación de vídeo sorprendió a uno de sus miembros en plena faena “humanitaria” de ejecutar a un civil desarmado en Alepo. Además, se han encargado de atender a los yihadistas heridos para que puedan reincorporarse al frente o de acarrear equipamiento desde Turquía.

La periodista británica destapó a un militar, James Le Mesurier, como fundador de algo tan propio de un soldado como la ONG Mayday Rescue que, a su vez, se encargó del entrenamiento de los miembros de los “Cascos Blancos” en sus “humanitarias” tareas. Le Mesurier es el típico personaje turbio introducido en el submundo de los mercenarios, el espionaje y las empresas privadas de seguridad, como la famosa Blackwater. Casi parece lógico que tenga que ver con el mundo no menos turbio de las ONG.

Llegará un momento en el que no seamos capaces de diferenciar la atención humanitaria a los enfermos del crimen organizado. Lo mismo que ocurre en España, es posible que en el futuro las calles y plazas de las ciudades más importantes del mundo, se dediquen a homenajear a los grandes delincuentes, como Jack El Destripador.

No es ninguna hipótesis descabellada. Imagine el lector que se consuma la patraña y le conceden el Óscar a este documental. No está tan claro que el dirigente nominal de los “Cascos Blancos”, Raed Saleh, pueda ir a recoger el galardón porque el año pasado le expulsaron de Estados Unidos acusado de formar parte de los grupos yihadistas.

Pero el imperialismo siempre juega un doble y, a veces, un triple juego. Que el dirigente de los “Cascos Blancos” sea un yihadista le ha servido a Saleh tanto para que le expulsen de Estados Unidos como para que el secretario de Estado, John Kerry, le reciba en su despacho oficial. Cualquier cosa es posible.

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